La humusación sería la traducción de un neologismo en francés, la” humusation” que podríamos definir como la metamorfosis de un difunto durante un período de doce meses tras el cual este se convierte en humus sano y fértil.

Se trata de un proceso que promueve desde Belgica la Fondation MÉTAMORPHOSE como nuevo método de tratamiento mortuorio.

Un nuevo método que podríamos enclavar en la visión más profunda de la ecología vivencial ya que el ser humano no se pudre sino que se composta.

La Fondation MÉTAMORPHOSE ha editado un libro sobre el tema y a su vez dispone de una página de apoyo.

Una forma de compostaje

La humusación es por tanto un proceso basado en el compostaje y la permacultura. Esta técnica facilita que el cuerpo del difunto se descomponga con oxígeno de forma aeróbica, un proceso que habitualmente no se hace con proteína animal.

El compostaje, además, tiene una capacidad de purificación excepcional por lo que contribuye a la eliminación de productos tóxicos y convertir los restos orgánicos sin vida en suelo de gran fertilidad.

Lógicamente un difunto que se proponga para el compostaje no puede ser tratado con ninguna técnica de tanatopraxia.

El proceso de humusación sería muy diferente de la descomposición o putrefacción de una inhumación convencional.

Para ello el compostaje de una persona hay utilizar un promedio de 2 m³ de materiales de origen vegetal, especialmente de restos de poda recién cortados y triturados de ramas de arbustos o árboles y todo en condiciones aeróblicas.

La propuesta de la Fondation Métamorphose

Uno de los objetivos de esta fundación, a parte de promover el proceso de la humusación es crear lo que denominan "Jardín-Bosque de la Metamorfosis" (terreno completamente asegurado, reservado solo para la realización de la Humusación y que sus promotores pretenden crear en un espacio arbolado memorial).

Para cada proceso se humusación se precisará una superficie de seis metros cuadrados para el período de un año, puesto que después sólo quedará el humus.

En este jardín memorial, los restos mortales se colocarán en un lecho blando de 20 mm de grosor, hecho de una mezcla de madera triturado y carbón molido, fuertemente impregnado con agua de lluvia que contenga un acelerador de descomposición.

Posteriormente, durante el proceso se seguirá necesitando aproximadamente 2 m³ de esta mezcla mejorada para cubrir el cuerpo del difunto.


Una pila de fertilidad

La pila en la cual se “sumerge” el difunto será convertirla en una especie de "monumento vivo" cubierto con una capa de paja, hojas muertas trituradas, posiblemente mezcladas con el corte de hierba seca. Este abrigo es necesario para mantener la tierra vegetal caliente.

En esta pila en proceso se colocará una estela de madera o piedra tallada con el nombre, fecha de nacimiento y fecha de muerte del difunto para que durante el año que dura el proceso la familia y los amigos tengan donde reunirse con los restos mortales de su familiar.

Después de aproximadamente tres meses de maduración, cuando este "monumento funerario" haya disminuido suficiente en volumen, la carne ya habrá sido digerida por miles de microorganismos y bacterias del suelo.

Es así como una parte se habrá convertido en humus vegetal después que las proteínas de la carne se hayan asociado químicamente con los polímeros naturales de la celulosa de los materiales vegetales. Es así como cuerpo difunto deviene asimilable al humus de la tierra.


Súper Compost

Al final del proceso, entonces los técnicos del Jardín de la Metamorfosis removerán los restos para poder quitar las prótesis metálicas y (o) materiales no biodegradables para reducir la contaminación del suelo.

Luego, podrán pulverizar fácilmente los huesos ricos en fósforo y calcio para mezclarlos nuevamente en la pila y proseguir con el proceso de compostaje.

Pasados los doce meses los familiares, si lo desean, podrán recuperar una muestra de este "súper compost" que olerá tan sólo a suelo silvestre.

Este sustrato se podrá utilizar para plantar un árbol simbólicamente o celebrar el rito de la reintegración plena y correcta de los restos mortales humudificados en el ciclo de la vida.

Se calcula que de un cadáver humano se producirán alrededor de 1.5 m³ de "súper compost" que podrá ser utilizado para regenerar los suelos más agotados ​​por la explotación humana.

Un proceso aplicado al tratamiento de los cadáveres de ganado

En Estados Unidos el proceso de compostaje de difuntos está también en estudio. En Canadá para reducir el impacto del ganado muerto se practica un método de compostaje que se parece al que promueve la humusación que consiste en envolver el cadáver en un mantillo de virutas de madera.


Técnica avalada por estudios universitarios

La Universidad de Washington ha realizado algunos estudios sobre el compostaje de cadáveres animales que son interesantes y que sirven de base para aplicar a otros restos animales incluido el ser humano.

La clave de la técnica es impregnar el cadáver con lignina de la madera triturada y agua, la cual "bloquea" cualquier olor de la descomposición, ya que sin duda este el principal problema que conlleva la inhumación en el suelo si esta no es practicada adecuadamente (a suficiente profundidad para que no atraiga a animales indeseables).

La humusación como proceso pretende una simbiosis entre la microfauna del suelo y la microflora intestinal del cadáver y combinar sus fuerzas para devolverlos a la tierra convirtiendo la materia orgánica animal en compost.

En este sentido,la humusación exige lo básico de cualquier entierro natural y es que el cadáver sea envuelto en un tejido biodegradable o sea de fibras textiles vegetales en lugar de la ropa convencional de tejidos sintéticos y por su puesto sin joyas ni objetos metálicos, cerámicos, etc.

Una razón de peso, compensar la huella ecológica

La otra razón de promoción de este método tiene que ver con el compromiso de compensar la huella ecológica de todo ser humano tras fallecer.

Sus promotores argumentan que teniendo en cuenta que la vida promedio de un europeo es de 76 años, la huella ecológica promedio de nuestras vidas es de aproximadamente 1.000 toneladas de CO2. Para ello se precisa compensar este CO2 y que para obtenerlo son necesarios unos nueve mil árboles adultos.

El proyecto impulsa plantar árboles a través de una ONG. Se estima que el coste de esta compensación plantando la cantidad de árboles antes mencionada, sería de unos 2.250 euros, es decir, el precio de reponer el CO2 consumido a lo largo de nuestra vida.

Una propuesta fuera del ordenamiento legal funerario actual

El Gobierno Valón (Bélgica) parece muy interesado en promover este proceso que no consume productos químicos ni energía y que permite reutilizar subproductos de la agricultura y la silvicultura.

Para ello ha destinado recursos para que la Universidad Católica de Lovaina pueda probar la humusación en dos cerdos.

Los resultados se esperan para el 2020, aunque en paralelo el gobierno de esta región prepara la legalización de este procedimiento.

La Fondation MÉTAMORPHOSE sigue impulsando la recogida de adhesiones a favor de que se legalice este nuevo método para el tratamiento mortuorio y que a finales del 2018 ya era soportada por más de quince mil firmas.

En Estados Unidos existen dos Estados en los que ya se ha legalizado el compostaje humano como método de tratamiento funerario y donde ya hay diferentes empresas que lo ofrecen.


Francia no está por la labor

En Francia, el Ministerio del Interior dejó bien claro tras una pregunta de una Senadora de la Región de Rhône-Alpes en 2016, que tanto los reglamentos como la jurisprudencia solo aceptan dos modos de tratamiento post mortem: la inhumación y la cremación (sin contar la donación del cuerpo a la ciencia que no sería propiamente un método de entierro).

A continuación la misma nota ministerial advertía que la "humusación", consistente en transformar el cuerpo en humus está por tanto prohibida ya que el residuo que comportaría no se ajustaría al Artículo 16-1-1 del Código Civil.

Según las autoridades francesas la humusación requiere de una reflexión en profundidad que debería llevarse a cabo en el marco del Conseil national des opérations funéraires (CNOF).

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