En Francia, los ataúdes de cartón tienen su propia norma de fabricación desde 1998. El Gobierno francés ha sido más honesto y facilita su existencia como lo prueba, la nueva reglamentación estatal para féretros de noviembre 2018.

Cuando se plantea la posibilidad de promover un funeral más ecológico, el tema del ataúd se convierte en el epicentro del argumento. Especialmente, si el destino del féretro es convertirse en cenizas en un horno crematorio.

Quemar madera no es lo mismo que cartón. Es cierto que el cartón tiene un índice de combustibilidad menor que el de la madera, y que por tanto se precisa más combustible. Sin embargo, se ahorra en materias primas.

Para la fabricación de una tonelada de papel virgen se requieren 2,56 toneladas de madera, pero el cartón se hace con fibras recicladas con lo cual se ahorra el 70% de energía en comparación con el procesado de papel a partir de fibras vírgenes. El ahorro de agua en la fabriación del papel reciclado es en torno al 80% y se disminuye el uso de productos químicos.

El cartón es más ecológico

Quemar un ataúd de cartón minimiza la contaminación atmosférica y del agua, debido a la disminución de las emisiones gaseosas en un 74% y en un 35% las emisiones al agua.

No hay duda alguna de los beneficios ambientales del cartón frente a la madera, cuando esta no sirve como reservorio de carbono (muebles, estructuras, etc.) sino simplemente como embalaje para quemar.

De ahí que los féretros de cartón vayan abriéndose paso. Costará más o menos, en España y por ahora parece que es imposible, sin embargo. Pero en otros países europeos no hay problema alguno.

En esta ocasión analizamos la situación en Francia donde hay una legislación que, sin darles alas los permite. Nos adentramos pues en la realidad de los féretros de cartón en el país vecino

La polémica de los ataúdes de cartón en Francia
Féretro del catálogo de ECO-CERC elaborado en cartón alveolar y chapado en madera de bosques sostenibles.

Los ataúdes de cartón o celulosa más comunes en Francia están fabricados con cartón ondulado o con cartón alveolar (tipo Falconboard®  o Hexacomb®). Se trata de fibras celulósicas que habitualmente incorporan un porcentaje importante de material reciclado que por sus características técnicas tienen una alta resistencia.

Esta característica es lo que le hace que el cartón para embalaje de protección estructural sea imbatible y en los últimos años haya sustituido a la madera en estos menesteres. El embalaje industrial con estos tipos de cartón permite fabricar elementos resistentes y de menor peso.

Este es el motivo de que se emplee el cartón para fabricar féretros de calidad que pueden pesar unos 12 kg, mientras que los de madera pesan como mínimo unos 30 kg.

Aunque técnicamente los materiales de cartón y los utillajes para fabricar embalajes resistentes y estancos (características que se piden a un féretro) son incuestionables, el ancla que impide su expansión son las homologaciones oficiales. Algo que no tiene mucho sentido dado que nos referimos a una "caja".

Ataúdes bajo lupa

Sin embargo, por aquello que con la muerte no se juega, las autoridades de algunos países juegan fuerte para intervenir en lo que no debería ser más que un producto de consumo.

En la mayoría de los productos de consumo la calidad del cual la certifica el fabricante bajo su responsalidad como es habitual.

En Europa no existe una norma técnica para ataúdes de celulosa o cartón, aunque en España se pide su homologación por parte de la administración y en Francia ahora se ha tomado el mismo camino.

Sin embargo, en aquel país se autorizó su fabricación y comercialización en 1998 (Arrêté du 12 mai 1998) ya que sus fibras se degradaban en unos noventa días y eran más asequibles económicamente. Pero, esto era sobre el papel.

El primer ataúd de cartón en Francia fue promovido por la Association pour les Cercueils Écologiques en Cellulose (ACEC) que regenta Georges Braissant, quien desarrolló un ataúd de celulosa en 1992  y para el cual obtuvo en 1999 -de acuerdo con las normas publicadas (Arrêté du 12 mai 1998Arrêté du 4 janvier 1999)- la homologación por parte del Ministerio de Sanidad francés.

Pero como en el caso del ataúd de cartón español RestGreen, la ACEC también fue ninguneada por las funerarias francesas y la sometieron a un importante acoso industrial.

En cualquier caso, la asociación fue víctima del robo de su tecnología por parte de otras empresas del sector a las que encargaba la industrialización. Según la ACEC le robaron utillajes y acuerdos comerciales con los fabricantes de cartón.

La polémica por la comercialización de ataúdes de cartón en Francia pues también ha traído cola en el último lustro. El gobierno francés ha intentado zanjar la polémica aprobando una nueva reglamentación que fija las características de los ataúdes en general (incluidos los de cartón o celulosa).

Sin embargo se tuvo que dar que la justicia de aquel país interviniése cuando se denunció que algunos crematorios se negaban a incinerar ataúdes de cartón alegando que desconocían "lo que quemaban".

La reglamentación sobre los ataúdes de cartón

A día de hoy todo ello ha quedado bien claro en el Decreto 2018-966 du 8 novembre 2018 sobre ataúdes  y su complemento Arrêté du 20 décembre 2018 pris en application des articles R. 2213-25 et R. 2213-25-1 du code général des collectivités territoriales el cual hace hincapié que cualquier féretro de cartón debe basarse en la norma técnica de 2008, la  NF D80-001 destinada a los ataúdes de madera (Cercueils - Spécifications de performances pour le contrôle d'aptitude à l'usage d'un cercueil), qué consta de 3 partes y en cada una se analiza las diferentes cuestiones mecánicas (parte 1), su biodegradabilidad (parte 2) y sus exigencias de combustibilidad (parte 3). Además en esta norma se determinan los elementos ornamentales y acabados que pueden ser contaminantes.

En el aspecto de la combustibilidad, por ejemplo, los ataúdes destinados a cremación no deben prenderse antes de los 20 segundos.

También señala que una vez introducidos en el horno y los materiales no deben producir cenizas volátiles de tamaño visible para evitar que no puedan ser recuperadas al final del sistema de filtrado del horno crematorio. La norma remata que el peso total de los adornos de la caja no deben exceder  los 750 gramos.

De este marco legal hay que señalar que obliga a que todos los ataúdes, sean de madera o cartón, todos ellos deben ser homologados por el Institut Technologique Forêt Cellulose Bois-Construction-Ameublement (FCBA). Este es el único organismo autorizado para realizar las pruebas de testado. Mientras, transitoriamente se autoriza a la venta de los ataúdes que ya se comercializan hasta julio de 2021 sin esta homologación.

Féretros celulósicos homologados

De acuerdo con la normativa antes mencionada, los ataúdes celulósicos deben disponer de un material que les de estanqueidad absoluta. Este criterio de la normativa técnica no debería ser tan estricto, ya que dado el poco tiempo que permanece en su interior un difunto no da tiempo más que como mucho para un flujo de lixiviado mínimo.

A todos los ataúdes que no sean de madera se les aplica la misma normativa que a la madera. Por eso, los dos fabricantes de ataúdes de cartón han ideado estrategias diferentes para cumplir con esta estricta estanqueidad.

El fabricante ABCrémation, comercializa féretros de celulosa testados para soportar 114 kg (que según expone su ficha técnica se basa en la reglamentación gubernamental sobre el tema).

Estos se componen de cartón ondulado de 8,26 mm, junto a una cubeta de estanqueidad formada por una capa también de cartón ondulado de 4,02 mm, pero recubierta con un film encolado de PET. Su principal argumento de venta es que el exterior de estos ataúdes pueden personalizarse con técnicas digitales de impresión fotográfica.

Un mercado por desarrollar

Con la norma sobre ataúdes celulósicos de noviembre 2018 habrá que ver como evoluciona este mercado que deberá pasar por el único laboratorio autorizado en el país y por tanto asumir los costes de homologación obligados. Este requisito perjudica al féretro celulósico.

Por ahora pues, los costes de homologación deben repercutirse sobre un producto que por el momento es minoritario (en comparación con los de madera).

En Francia, ya hay algunas funerarias que ofrecen en su catálogo féretros de cartón ya que la conciencia ecológica de la población en general es mayor y muchas familias cuyo difunto ha escogido la cremación no quieren que sea de madera.

Francia se parece más a España que al Reino Unido

Todo ello contrasta con la realidad del Reino Unido. En aquel país, la empresa Greenfield Coffin desarrolló su ataúd de cartón en 1989 y inició su comercialización en 1990. Fue la primera empresa de féretros del Reino Unido en fabricar ataúdes de cartón a medida que además se podía imprimir su superficie digitalmente o pintar la misma cómo se gustase.

En el Reino Unido es el fabricante quien asume la responsabilidad de las características del producto (por eso pueden ser de fabricación casera).

No hay ninguna  norma ni ley británica que obligue a usar un determinado material para fabricar un féretro, razón por la cual se han desarrollado muchos féretros ecológicos.

En Francia, si la persona quiere un ataúd de cartón o una urna cineraria biodegradable o soluble se recomienda que la persona difunta haya dejado firmada su voluntad que sea con estos materiales. Sin esta voluntad fehaciente la empresa funeraria puede suministrarle sólo féretros de madera argumentando que no tiene disponibilidad.

La normativa funeraria francesa deja claro que sólo presentando la declaración de última voluntad  del difunto que quiere un féretro de cartón, la empresa funeraria tiene la obligación de satisfacer este deseo del difunto o será multada con 7.500 euros de acuerdo al código penal francés de según el artículo 433-21-1.

 

>> Para más información sobre la realidad funeraria y sus productos en Francia puede consultarse la web de la  Association Française d'Information Funéraire.

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