Plan 75
Chieko Baisho, Hayato Isomura, Stefanie Arianne, Yumi Kawai, Taka Takao, Hisako Ôkata, Kazuyoshi Kushida
Plan 75 es una película futurista que ilustra el desarrollo de un programa gubernamental para que los ancianos dispongan de un acompañamiento logístico y financiero para poner fin a su vida de forma voluntaria.
El plan gubernamental pretende reducir el envejecimiento de la población por lo que incentiva que a partir de cierta edad, las personas mayores puedan acogerse a un suicidio asistido.
Así pues, sin sobresaltos, en una narración tranquila, pero llena de dramatismo, nos adentra a las penurias de las personas mayores en una sociedad donde algunos, para mantenerse, trabajan hasta casi la muerte.
La película une a tres implicados, Michi, una anciana que solicita entrar en el Plan 75, Hiromu, un reclutador del gobierno para el plan, y María, una joven auxiliar de enfermería filipina que trabaja en el centro donde se practica la eutanasia.
Una distopía que podría recordar, aunque más civilizada y más humana, a Cuando el destino nos alcance (1973).
El valor de la vida, según el cristal con que se mira
El objetivo gubernamental de poner em marcha el Plan 75 es como respuesta al incremento de asesinatos de personas mayores a manos de jóvenes sin trabajo.
El ambiente social que nos muestra el film está presidido por la sordidez de la vida de las personas mayores en un Japón triste y descuidado.
El personaje de la anciana Michi de pronto es despedida junto con sus amigas del hotel donde trabajaba, a pesar de tener 78 años, le anuncian que su vivienda debe ser derribada y una de sus amigas muere sola en casa.
La soledad y la miseria no son buenas consejeras. Para el anciano Yukio, tio de Hiromu el Plan 75 es la solución a terminar con una vida que le ha abandonado.
Al otro lado de la historia están los jóvenes que trabajan para el plan de forma honesta con una dedicación absoluta. Hiromu es el prototipo de este compromiso inevitable para sustentarse.
Para María, la celadora filipina precisa de un trabajo con mejor sueldo para poder sufragar una intervención quirúrgica para su hija que sufre de una cardiopatía.
El entorno sin amor en el que viven las personas mayores es la razón que les empuja a inscribirse en el Plan 75. En todo momento los solicitantes pueden renunciar al programa.
Para evitarlo, el gobierno ofrece a los inscritos poder recibir una llamada telefónica de 15 minutos al día para aclarar dudas. Pero el encargo de las teleoperadoras que atienden este servicio personalizado es asegurarse que sus clientes no se retiren del Plan.
Un mundo cruel y sin compasión
El escenario en el que se mueve el Plan 75 deja entrever que no está exento de protestas sociales. Poco a poco, los personajes implicados en la trama del film van descubriendo la crueldad que hay detrás de la eutanasia gubernamental ejecutada de forma burocrática y despersonalizada.
La reflexión sobre la importancia del amor en la vida es lo que llevará a cada uno de los personajes implicados en la historia a transgredir en alguno de sus aspectos el Plan 75; cada uno desde su perspectiva y convicción.
En la película no se habla de muerte, sino de terminar con la vida de forma digna para terminar con la pobreza y la soledad.
No se habla de precariedad laboral, sino de cómo ser solidario con la sociedad, pero sin cuestionarse su destino. No se habla de compasión ni se critica abiertamente la realidad que escenifica el film. Sin embargo, serán estos vacíos existenciales los que sacudan brutalmente al espectador.
Una película con una carga de dureza social importante. Una fotografía, con escasa luz, acentúa el abandono sórdido que sufren las personas mayores.
La banda sonora remata con notas minimalistas la miseria de una sociedad ajena a su legado. Y no hay un final claro, sino simples apuntes llenos de pesimismo.
Se estrenó el 28 de abril 2023, en muy pocas salas y horarios mínimos.
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