En nuestra sociedad hemos confundido la despedida y la celebración de un acto trascendental como es la defunción de un ser humano con los trámites legales inherentes a dar curso legal al procedimiento establecido cuando hay un fallecimiento.

Actualmente, los servicios funerarios no son transparentes, son caros y tratan a los usuarios como clientes cautivos.

Pero más allá del coste, en España la legislación presiona para que se contrate lo que podríamos definir como un servicio funerario exprés, habitualmente es sobre 24 horas después del fallecimiento.

Esto no permite pensar cómo organizar una ceremonia como se merece la despedida de una persona querida.

La llamada cremación directa o simple (direct cremation) permite afrontar el funeral centrado en los aspectos vivenciales que hacen de este servicio una opción muy interesante. Se ofrece especialmente en los países anglosajones y recibe diferentes denominaciones, aunque la más habitual es cremación directa.

Cremación sin funeral

La cremación directa se vende com un servicio low cost, pero se comercializa sólo, en el Reino Unido y otros países anglosajones como Canadá, Australia y EE.UU y ronda los mil euros.

En nuestro país no se ofrece, pero una funeraria no la puede negar si el cliente lo solicita (si bien el precio de la cremación está habitualmente determinado por una tasa municipal, no lo es el del ataúd y este lo suministra la funeraria a no ser que el usuario lo aporte).

El servicio funerario de cremación directa se centra en la gestión del cuerpo difunto transportándolo desde el lugar del deceso (el domicilio, el hospital, etc.) y trasladarlo al crematorio donde se programará la cremación y tras esta se entregarán las cenizas a la familia.

En este servicio no habrá ningún alquiler de sala, ni traslados públicos puesto que no hay visualización del cortejo fúnebre, ni velatorio, ni arreglos florales, etc. y, lógicamente, se evitan los ataúdes tradicionales.

Una cremación directa es perfecta para aquellas personas que desean conmemorar a su ser querido a su manera sin seguir las pautas de los estándares funerarios actuales.

El precio justo

Evidentemente, en los países donde existe se ofrece con un precio justo por los servicios más "legales" del complejo proceso de gestionar un fallecimiento.

Los clientes de la cremación directa en los países anglosajones son personas que desean organizar sus propias ceremonias y sobre todo quieren reunir a todos los interesados en un lugar concreto.

La cremación directa ofrece el tiempo necesario para organizar una ceremonia planificada.

En términos contractuales se incluyen los honorarios profesionales como la coordinación de servicios, la tramitación de los documentos legales, el transporte del fallecido desde su domicilio, el ataúd de cremación, las tasas de la cremación y la devolución de las cenizas del difunto en una urna que se entrega en el domicilio de los allegados al difunto.

Algunas de las empresas especializadas en este servicio, además añaden la garantía de un trato de excelencia del cuerpo del fallecido con criterios ecológicos tanto en la preparación del mismo como en la tipología del ataúd que se ha escogido para la cremación.

La razón de la eficiencia energética

Más allá de la cuestión económica, en la cremación directa también hay una cuestión ecológica de fondo: facilitar la cremación con el mínimo consumo energético y lógicamente con mínimas emisiones.

Esto es así porqué se puede programar una secuencia de cremaciones que minimice el enfriamiento del horno y por tanto la instalación trabaja en sus óptimos. Muchos hornos crematorios se adaptan hoy por hoy a las cremaciones según las ceremonias para dar opción a estar presentes los familiares.

Para las empresas que comercializan los servicios de cremación directa están convencidas del aspecto ecológico de la misma y por ello habitualmente el cuerpo se envuelve en una mortaja de fibra textil vegetal y el ataúd es de cartón, fibras vegetales o incluso madera certificada de baja densidad.

En el Reino Unido (1) y en Estados Unidos (2) hay empresas que son simplemente gestores de la cremación. Otras asesoran sobre los aspectos organizativos de la celebración del funeral.

En estos países hay asociaciones empresariales que avalan un código de buenas prácticas y estándares auditados de las empresas asociadas a la cremación directa.

Ventajas de la cremación directa

1. La cremación directa pues se centra en la gestión profesional del cuerpo difunto, cuidando del mismo desde que se queda sin vida y hasta terminada la cremación.

2. Facilita la gestión de los trámites necesarios para legalizar la defunción (certificados, análisis forenses, pago de tasas, etc.). La cremación directa cobra por lo básico, y asume que el resto se lo hace uno mismo.

3. La cremación directa entrega en tiempos razonables las cenizas (entre dos y siete días más tarde como máximo). 

4. Ofrece la tranquilidad de que todo el proceso se lleva a cabo de forma legal, respetuosa y profesional por expertos funerarios de confianza.

5. Permite una gestión energética más inteligente de los crematorios con un notable ahorro energético.

6. La cremación directa se salta la presión impuesta por un servicio funerario convencional que en España obliga a una rápida gestión del cuerpo.

7. La cremación directa permite centrarse en lo importante: la despedida del ser querido adaptada a los tiempos de duelo de la familia.

Elegir la cremación directa

La cremación directa en nuestro país ya es una posibilidad legalmente hablando, pero sólo aparecerá cuando nuestra sociedad valore que lo importante tras el fallecimiento no es el paquete generalista de un servicio funerario, sino la personalización de la ceremonia de despedida.

El mínimo tiempo legal entre el fallecimiento y la gestión del cuerpo difunto de la legislación española, no hace fácil la elección.

Aunque la ley no obliga a pasar por todo el proceso funerario (vigilia en un tanatorio, reserva de sala o capilla, arreglos florales, etc...) es poco probable que la familia y el difunto hayan valorado planificar el funeral.

Por razones culturales se aprecia raro que se organice una ceremonia sin el cuerpo del difunto presente. Pero es la posibilidad para no depender de las pautas de las empresas funerarias.

Libertad para elegir sin condicionantes

La cremación directa deja libre a la familia para elegir y escoger el momento y el cómo llevar a cabo la ceremonia funeraria según sus creencias.

En los países anglosajones donde se ofrece la cremación directa, los empresarios de pompas fúnebres reconocen que las cremaciones directas tienen clientes variados.

Por un lado las familias humildes lo toman por razones económicas, mientras que las personas pudientes la escogen por centrarse en los complementarios relacionados.

Gracias a la cremación directa la familia puede reunirse entorno a ceremonias funerarias en un castillo, en un bosque, u otros lugares amados, a veces emblemáticos, por el difunto.

Lógicamente, el coste de la cremación directa incluye esencialmente el servicio de recogida hasta el crematorio, un ataúd de bajo coste y las tasas del servicio.

 

Una opción en España

En España la cremación directa no esté contemplada comercialmente, pero nada la impide. El escollo está en que las empresas funerarias colocan en el precio del ataúd todos sus beneficios. Ninguna empresa funeraria convencional ofrece ataúdes para cremación de bajo coste, como los de cartón.

En Francia, por ejemplo, la ley obliga al crematorio a aceptar un ataúd de cartón, (algo que no hubiera sido posible sin la presión de los consumidores).

Los hornos crematorios modernos disponen de la tecnología para una cremación con ataúdes de cartón o incluso con sólo mortaja de forma segura y eficiente. El problema es que en nuestro país no se atiende esta opción.

En cualquier caso, un servicio de cremación directa en España no debería sobrepasar los mil euros. Recordemos que las tasas de incineración de media en la mayoría de los municipios ronda sobre los quinientos euros.

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