Esparcir las cenizas en la naturaleza, ya sea en la tierra, el mar o cualquier medio acuático, o lanzarlas al viento es en nuestro país una práctica habitual.
El problema ecológico no son las cenizas si se esparcen solas, como tampoco lo son las urnas biosolubles certificadas.
El problema es el abandono de urnas de metal o plástico y otros materiales imperecederos abandonados de forma incívica en el medio natural.
En países como Noruega o Francia, existen leyes que recogen, por ejemplo, la trazabilidad de las cenizas, y los familiares deben comunicar dónde las depositan y qué hacen con ellas.
En otros como Alemania o Bélgica, directamente se prohíbe que salgan del camposanto si no es en manos de un funerario. Igualmente, la cúpula católica prohibe la dispersión de las cenizas en la naturaleza.
Esparcir las cenizas de un difunto en la naturaleza da un nuevo concepto de memoria pues la persona querida literalmente se disuelve en algún paisaje amado por él o los familiares.
En nuestro país (2020) no está prohibido específicamente esta práctica excepto en algunos municipios que lo han regulado. Por tanto es bueno conocer la legislación al respecto.
Cuando se escoge la cremación como método para tratar el cuerpo ya sin vida el resultado son cenizas.
Las cenizas que subministrará la empresa funeraria son el resultado de la cremación del ataúd con el cuerpo del fallecido.
Las urnas cinerarias habitualmente tienen capacidad para unos tres litros de volumen que se corresponde con un kilo y pico de cenizas, que es lo que se entrega a modo de selección de las cenizas del proceso de cremación.
En los últimos lustros, en parte por falta de educación, en parte por qué los servicios funerarios no lo advierten, se han producido hechos incívicos.
Las cenizas se entregan habitualmente en una urna cineraria de materiales inertes no biodegradables (cerámica, metal, vidrio, etc.). Por eso muchas familias liberan al medio natural el conjunto urna-cenizas.
El problema son las urnas no biodegradables
El problema ecológico no son las cenizas si se esparcen solas, como tampoco lo son las urnas biodegradables certificadas (entendidas como biosolubles, o sea que realmente se disuelven en el agua o el suelo).
El problema es el abandono de urnas de metal, vidrio, plástico y otros materiales imperecederos abandonados de forma incívica en el medio natural.
Por tanto, si pensamos en deshacernos de las cenizas y la urna hay que adquirir una urna biosoluble (cuidado con el concepto comercial de "biodegradable").
Lamentablemente se venden urnas de demateriales bioplásticos que tienen un período de descomposición muy largo y, por tanto, habría que considerarlas como semipermanentes.
Las cenizas humanas no son tóxicas y por tanto, esparcir tres litros de cenizas no es un problema ecológico. Sin embargo, abandonar una urna cineraria que se convierte en un residuo, es un problema cívico.
Un folleto de la Agencia de Medio Ambiente del Reino Unido da indicaciones sobre el tema de la dispersión de cenizas en el medio natural aclara que "Es poco probable que las ceremonias individuales de dispersión de cenizas contaminen el agua".
Sin embargo, este documento manifiesta su preocupación por los tributos funerarios complementarios tales como las flores de plástico, que a menudo se tiran al agua o se abandonan en la naturaleza junto con las cenizas".
La agencia medioambiental británica recuerda que al elegir la cremación, es importante considerar qué planeamos hacer con las cenizas. Los crematorios habitualmente disponen de áreas donde las cenizas se pueden esparcir y algunos cementerios permiten que se entierren en lugares sin costo.
Reglas sencillas y efectivas
En síntesis, las autoridades británicas proponen las siguientes recomendaciones para la dispersión de cenizas:
- No esparcir cenizas a menos de 1 km corriente arriba de cualquier suministro de agua potable y esparcirlas lo más cerca de la superficie del agua.
- No situarse sobre un puente de un río donde haya navegación comercial o deportiva, ni cerca de lugares que puedan haber pescadores o un puerto deportivo.
- No organizar ceremonias de dispersión de cenizas en días ventosos o cerca de edificios que haya el riesgo de que las cenizas se concentren a su alrededor. Debes esparcir las cenizas lo más cerca posible de la superficie del agua.
- No verter otros materiales, ni coronas florales ni las bolsas de plástico ni las urnas que contienen las cenizas, aunque estas sean biodegradables (sólo si son biosolubles). Todos esos elementos plásticos y otros materiales no biosolubles pueden contaminar la vida acuática o terrestre.
La complejidad del tema de las cenizas en Francia ha obligado al Ministerio de Cohesión Territorial y Relaciones con las Autoridades Locales a realizar la publicación en diciembre de 2018 de una guía de recomendaciones relacionadas con urnas funerarias y sitios cinerarios.
En esta guía se intenta con un lenguaje sencillo a base de preguntas y respuestas y de una forma práctica explicar como proceder.
Esta guía pretende a su vez ser un complemento de una amplia guía de legislación sobre funerales publicada por el mismo ministerio en 2017.
También existen algunos cementerios cinerarios privados, anteriores a la actual legislación que los impide. Encontramos pues el cementerio de cenizas de Arbas en el Haut Garonne, del parque cinerario Les Arbres de Memoire.