Stopped on Track
Steffi Kühnert, Milan Peschel, Talisa Lilly Lemke, Mika Seidel, Ursula Werner, Marie Rosa Tietjen, Otto Mellies, Christine Schorn, Bernhard Schütz, Thorsten Merten
Stopped on Track es una cuenta atrás, es la cuenta atrás del enfrentamiento directo entre el paciente, Frank y su cáncer terminal. Pero también es la resistencia pasiva, y finalmente la asunción de la muerte inevitable.
Se trata de un acercamiento realista en el que todas las personas implicadas son sometidas al impacto emocional de la puesta en escena que propone esta ficción asimilable a un docudrama.
Hay otras películas sobre el proceso de morir con una enfermedad terminal e incluso un documental de la BBC de la serie El cuerpo humano, pero esta nos muestra con toda su crudeza los pequeños detalles del deterioro progresivo. Por ejemplo, la desorientación y las consecuencias de no encontrar el lavabo en la propia casa o la imposibilidad de montar el kit de la litera de su hijo.
Pero también este acto de resistencia del protagonista, a pesar de su imposibilidad de controlar su carácter o emociones en determinados momentos, es acompañado por la empatía de sus conocidos, pero sobretodo por el amor y la abnegación de su esposa/madre Simone, que sin duda se convierte en un testimonio relevante para los dos hijos, Mika y Lili.
Esta ficción se centra pues en una familia de clase media en que la pareja trabaja, el en correos y ella es conductora de tranvías. Acaban de estrenar un casa, coche y llevan una vida tranquila. Pero, el tumor cerebral de Frank acabará con él en apenas dos meses.
No hay marcha atrás, ni la radioterapia, ni la quimio detendrán el proceso. Hay un intento por probar terapias alternativas. Sin embargo, está claro que como explicar el director contó con asesores del film, médicos oncólogos y psicólogos, todos ellos representantes de la medicina alopática.
De hecho, las pinceladas de un par de métodos alternativos (más bien esotéricos) que le propone la madre de Frank, se han escogido claramente para desprestigiar todo lo que no sea la oncología big pharma, pero, esto son harinas de otro costal.
Incluso en el cáncer hay alternativas
Stopped on Track nos lleva por el túnel de la vida de un condenado por esta plaga de nuestros tiempos que es el cáncer y que no escapará del patíbulo.
Sin embargo, a día de hoy, incluso con cánceres feroces, hay protocolos no invasivos que han demostrado su fiabilidad en la lucha contra esta enfermedad. El ayuno, que es una de ellas, hay actualmente decena de estudios (1) (2) (3)...demuestran que incluso reduce los efectos secundarios de la quimioterapia.
También hay clínicas especializadas con métodos alternativos como la homeopatía, (4) (5) (6) a su vez, recordemos que en la medicina integrativa, hay experiencia suficiente que demuestra la posibilidad de curación del cáncer.
Aunque podemos autosanarnos como demostró Norman Cousins (1912-1990) en su libro Anatomía de una enfermedad donde dejaba claro que "He aprendido a no desestimar la capacidad del cuerpo y de la mente para regenerarse, incluso cuando las perspectivas parecen pésimas. Estoy persuadido de que la fuerza menos conocida del mundo es la voluntad de vivir."
Lógicamente, la película quiere mostrarnos la crudeza de un cáncer destructivo por lo que las alternativas existentes no podían ser las protagonistas.
Preparar la muerte en vida
Entre los aspectos interesantes y educativos es remarcable que la pareja vaya a la funeraria para preparar el funeral. Destaco que la oncóloga que le atiende, da un muy buen consejo a su esposa Simone: que sus hijos vean a morir a su padre de forma tranquila gracias a la morfina. La doctora argumenta que de este modo los niños van a perder el miedo a la muerte.
La oncóloga también remata: "morir no tiene porqué ser doloroso" en una clara alusión a la importancia de los cuidados paliativos. Hay que destacar la emotiva despedida que le van dando a Frank las personas de su entorno, incluida la antigua amante.
Así, cada día es un pequeño adiós. Las palabras son cada vez menos comunes, el silencio se prolonga cada vez más. Ante la ventana, el invierno permite celebrar la última navidad con la familia al completo.
Mientras, en el paisaje nevado que se abre frente a la cama el moribundo, este ultima su trabajo de buen morir. Tiene miedo a la muerte, pero poco a poco va quedándose sólo hasta simplemente ser él, sus recuerdos gravados en el teléfono móvil y su tumor "personificado" que le posee.
El recurso cinematográfico del director representando el tumor como un personaje que acompaña a Frank es muy ilustrativo. Pero el film no permite concesiones en este buceo trágico, salvo algunos destellos de humor. El espectador queda abducido por la atmósfera salvaje del voraz proceso cancerígeno.
Un magnífico trabajo de actores
El espectador tiene la sensación de vivir dentro de la familia, en su propia casa y siguiendo cada paso que da la enfermedad. Pero es una ficción en la que el actor Milan Peschel, lleva a cabo una interpretación tan realista de quién va viendo en propia carne como la vida se le escapa de su cuerpo, que hay momentos que la sensación es que la ficción supera la realidad.
Su director, Andreas Dresen nos sumerge en el mundo de la familia Lange para que seamos testigos de como el cáncer cerebral del protagonista irá menguando su cuerpo.
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