La otra vida de Billy Fingers. Cómo mi hermano me demostró que hay vida después de la muerte, lo escribe Annie Kagan quién se despertó súbitamente un amanecer con un mensaje intenso en la mente: «Annie, Annie, soy yo...». Se trataba de su hermano Billy Fingers, fallecido tres semanas antes.

En días sucesivos la autora continuó recibiendo comunicaciones de Billy, lo que la embarcó en un viaje sin precedentes a través de una asombrosa y esclarecedora experiencia de vida más allá de la muerte. Las profundas y detalladas descripciones que realiza Billy sobre los planos y reinos místicos que va recorriendo en sus diferentes cuerpos sutiles, los Seres de Luz que le esperan y acompañan.

A través de los vislumbres de comprensión y sabiduría que recibe en cada etapa, el mensaje que transmite transportan al lector mucho más allá de los clásicos relatos de experiencias cercanas a la muerte. Es un viaje por los mundos que se hallan cuando la persona se desprende de su existencia física.

Esta no es una historia que te pide que creas en algo, sino simplemente que escuches con la mente y el corazón abiertos. El Dr. Raymond Moody, experto en experiencias cercanas a la muerte y autor del libro Vida después de la vida, afirma en el prólogo que le hace que: "Este fascinante libro puede inicialmente sorprender y desconcertar a algunos lectores. Algunos pueden encontrar difícil de creer la narrativa de la Dra. Kagan sobre sus aventuras de otro mundo con un hermano fallecido".

En este sentido contrasta también el papel de la autora como transmisora del mensaje que los filósofos griegos ya conocían muy bien el notable fenómeno que ella describe Annie Kagan. De hecho, los filósofos griegos incluso tenían un nombre para las personas que de alguna manera se suspendían entre esta vida y la siguiente y los llamaban "caminantes entre los mundos".