Hablemos del suicidio. Pautas y reflexiones para abordar este problema en los medios es un libro que analiza el impacto de los medios de comunicación frente al fenómeno del suicidio.

Se da el caso que los suicidios aumentaron en Estados Unidos un 10% tras la muerte del actor Robin Williams en 2014 y  en España, los casos crecieron un 17% tras el suicidio de Antonio Flores en 1995.

El autor se plantea y analiza si tuvieron que ver los errores periodísticos con en estos incrementos. Muchos expertos creen que sí. Por eso, fallar en el tratamiento del suicidio (publicitar el método, el lugar, simplificar las causas…) puede provocar un efecto contagio en personas vulnerables. Acertar, al contrario, puede ser un pilar muy importante en la prevención.

El tema claramente no es sencillo porqué el tema se ha silenciado durante décadas de silencio. Un silencio social que lleva a los que sufren a callar en lugar de hablar y pedir ayuda; un silencio que cristaliza el tabú y el estigma, que agrava el duelo insoportable de los supervivientes, que hace invisible cualquier presión a los gobiernos para actuar…

Hablemos del suicidio toma a dia de hoy más relevancia porque se ha incrementado hasta límites alarmantes tras la pandemia. El autor participa en el documental La palabra maldita (2022).

La importancia de los medios de comunicación en la prevención del suicidio

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una colaboración estrecha entre los profesionales que trabajan con el suicidio y los medios de comunicación.

También reclama una formación a los periodistas para abordar este tipo de asunto. Pero nada de esto se ha hecho en España. Sí en otros países como Estados Unidos, Nueva Zelanda, Finlandia y Austria, por ejemplo.

Este libro plantea la necesidad de asumir que el suicidio es un fracaso como sociedad y por eso aboga por dar importancia a las informaciones que se publican al respecto y en especial por las imprescindibles campañas para prevenirlo.

Como deja bien claro en su introducción: Ha llegado el momento de hablar, de romper la política tradicional de los medios y de normalizar este tema –con respeto, responsabilidad y rigor- como uno más en el ecosistema informativo, porque solo así desaparecerán los estigmas y el tabú de la conversación pública sobre el suicidio.

Y solo así los medios de comunicación podrán desempeñar un papel más activo y ambicioso en materia de prevención que el actual, restringido a no cometer errores en lugar de buscar los aciertos, a no aumentar la cifra de suicidios por contagio en lugar de ayudar a reducirlos.

«Nadie muere por hablar de suicidio, lo que mata es el silencio», asevera Cecilia Borrás, psicóloga que perdió a un hijo por esta causa y que dirige Después del Suicidio-Asociación de Supervivientes. Hablemos, entonces, del suicidio.