La tafonomía forense estudía los procesos post mortem que afectan a la preservación, observación y recuperación de los organismos muertos, adentrándose en la reconstrucción de su biología o ecología, o de las circunstancias de la muerte. La muerte entonces nos habla desde el futuro para explicarnos el pasado.

Unos huesos encontrados en medio de la naturaleza nos hablan desde las huellas de su superficie. En su superficie se  ha escrito su historia. La muerte entonces nos habla desde el futuro para explicarnos el pasado.

Comprender la muerte desde esta perspectiva basada en descubrirla a través de sus huellas, nos acerca más a comprender que es parte de la Vida. Algo imprescindible para desear planificar algún día un funeral natural.

Esta aproximación a la muerte a partir de los restos que quedan es el objetivo de la ciencia conocida como tafonomía forense.

El término tafonomía fue introducido por el paleontólogo ruso Iván Efremov en 1940 para describir el estudio de la incorporación de restos, señales o productos de organismos de la biosfera al sustrato geológico.​ Un de los campos de aplicación de la ciencia tafonómica es precisamente en la antropología forense. (1)

Tafonomía es un neologismo basado en vocablo griego « τάφος» taphos, enterramiento, y «νόμος» nomos o ley, y designa pues una parte de la ciencia. Aplicada a la paleontológica estudia los procesos de fosilización.

Los métodos de la ciencia tafonómica se han incorporado en las últimas décadas al estudio de los procesos que sufren los restos orgánicos de un ser vivo, desde el momento de la muerte hasta su completa descomposición.

La tafonomía una ciencia no apta para personas aprensivas
Portada de un libro de texto clásico de la ciencia tafonómica publicado en 1997.

En condiciones naturales, la descomposición humana generalmente sigue unos procesos establecidos. Comprender cómo las poblaciones de microorganismos, insectos y otros factores medioambientales afectan a la descomposición, sirve de ayuda a los científicos forenses.

Las etapas de la descomposición del ser humano o los cambios post mortem ya fueron establecidas por Michael A. Clark y otros publicadas en en un libro de referencia de la tafonomía forense: Forensic Taphonomy: The Postmortem Fate of Human Remains (1997).

A la vista de las imágenes de la muerte, uno puede pensar que estar muerto es sinónimo de vacío, pero en realidad es sinónimo de vida.

El cuerpo sin vida de un ser humano se convierte en una explosión de vida durante unos meses tras el deceso. Bacterias, hongos, insectos, aves, todos viven y prosperan de su muerte y según la fauna observada los investigadores forenses pueden saber cómo, cuándo y por qué murió.

Cinco objetivos para conocer los cambios que se dan en un cadáver

La tafonomía forense tiene cinco objetivos principales; a) para estimar el tiempo transcurrido desde la muerte, b) diferenciar entre la modificación que puede darse en huesos  humanos y no humana, c) comprender los sucesos temporales que han afectado a un cadáver respecto a los movimientos que pueda haber tenido, d) evaluar las variables que condicionan la preservación ósea, y, e) reconstruir los eventos relacionados con el momento de la muerte (perimortem).

El punto de partida de la tafonomía son los campos de descomposición que permiten a los científicos estudiar cómo el cuerpo humano se deteriora en las condiciones climáticas propias de la zona (si el cuerpo está al sol o en la sombra, enterrado o en la superficie, vestido o con ropa de tejido natural o sintético, etc.).

Los antropólogos forenses estudian pues de cerca todos los cambios que se dan en el cadáver hasta que sólo quedan los huesos del esqueleto. Entonces, a partir de estos se valoran los datos quehan quedado impresos sobre ellos respecto a la ascendencia, edad, sexo y altura del individuo fallecido e incluso enfermedades o causa de la muerte.

Los expertos en tafonomía no sólo estudian los procesos que acontece al cuerpo en descomposición y lo que acontece en el tanatomicrobioma (2), sino también en la comunidad viva del suelo donde se produce y poder así establecer marcadores ambientales. Estos permiten determinar si un lugar ha soportado algún proceso de putrefacción.

El objetivo final de la tafonomía forense es identificar todos los procesos que intervienen desde el momento del proceso de morir hasta el final de los procesos post mortem.

Observación detallada
Imagen de un zorro atropellado y como queda el terreno donde murió al cabo de tres meses. Imagen del twitter de #taphonomy

La tafonomía forense se basa sobre todo en los datos obtenidos en los trabajos experimentales realizados sobre el terreno de la descomposición de los tejidos blandos. En esta degradación biológica se atiende no sólo a los procesos biológicos como es la evolución de la putrefacción y que organismos intervienen, sino también detectar los compuestos químicos que intervienen en la descomposición cadavérica.

Este enfoque experimental centrado en los cambios postmortem, tiene la desventaja que las variables ambientales no siempre permiten tener una visión holística del tema. De ahí que también se lleven a cabo monitorizaciones del fenómeno en diferentes condiciones ambientales.

Por ejemplo, todas las alteraciones provocadas por la dispersión de partes del cadáver por el carroñeo de aves y mamíferos es esencial para recopilar datos que permiten determinar huellas y patrones en los huesos.

Una parte importante pues de los estudios tafonómicos están relacionados con los daños causados por la exposición a los agentes meteorológicos sobre los huesos. Estos daños nos aportan información sobre la tipología de entierro o el tiempo transcurrido desde que los restos yacen en el suelo, hasta el momento en que quedan enterrados por la propia evolución de la naturaleza.

A menudo sin embargo, los restos cadavéricos quedan expuestos a la intemperie y entonces el estudio de la meteorización sobre los restos óseos es clave para obtener patrones sobre la evolución del cadáver. Cada estadio de meteorización representa una etapa a lo largo del proceso continuado de deterioración ósea.

Una cuestión importante a tener en cuenta es que el grado de meteorización varía en función del clima de la zona geográfica donde yacen los restos cadavéricos.

Precisamente, se ha observado que las características microambientales de la zona (temperatura, humedad, exposición solar, tipología del suelo etc.) así como el paisaje natural (vegetación, fauna, etc.) son más decisivos que las condiciones macroambientales en el proceso de degradación de los restos esqueléticos.

Factores post mortem debidos al ambiente
Estudio tafonómico de las marcas dejadas por la práctica del canibalismo en restos encontrados en la Cueva de El Toro (Málaga). Del twitter de F. Marginedes; @Cesc_Marginedas.

Los agentes físicos y químicos desde los climáticos hasta las poblaciones de flora y fauna y los propios humanos pueden alterar algunos factores tafonómicos sobre los restos óseos.

Una vez se ha iniciado  el proceso de esqueletización, los restos óseos quedan expuestos a múltiples factores, tanto externos como de la propia realidad del cuerpo descompuesto.

Los agentes físicos que más comúnmente inciden sobre los restos óseos son la exposición bioclimática (temperatura, humedad y tipo de suelo).

Otros factores de este tipo serán la erosión causada por la lluvia, el viento y la propia exposición solar o incluso el fuego. Pero, serna los animales sobre todo, aunque también las plantas y algunos microorganismos (algas, hongos, etc.) que acabarán por marcar los huesos.

Si el osario estaba en una tumba, la acción de las raíces de árboles y arbustos será determinante, a la vez que lo son los propios ritos funerarios y las visicitudes del cadáver cuando era un ser humano vivo.

Todo ello determinará luego las fracturas o huellas que se pueden estudiar en los restos óseos y que se distinguen según el momento que se produjo: facturas antemortem, fracturas perimortem y fracturas postmortem.

Observaciones detalladas

Estudiar el color, la textura y la consistencia del suelo también permite determinar si el suelo ha sido alterado por algún proceso de descomposición animal. Un suelo ácido puede hacer que un cuerpo se descomponga hasta tres veces más rápido que el suelo alcalino.

El contenido orgánico de un suelo puede incluir no solo materia vegetal, sino también una amplia gama de invertebrados, como comunidades microbianas e microfauna como colémbolos, que pueden proporcionar pistas sobre si un cuerpo había residido allí en algún momento.

Un cuerpo en descomposición libera iones de amonio, que también pueden alterar el nivel de pH del suelo. En un suelo ácido, el nivel de pH aumenta varios puntos, mientras que en el suelo calcáreo o alcalino el pH a penas varía. Esto lógicamente afecta al crecimiento o a las plantas que están cerca de una superficie donde se ha producido una descomposición.

A medida que un animal se descompone, libera grandes cantidades de nitrógeno y fosfato en los suelos que le rodean. Inicialmente, esto puede matar la vida de la planta en las inmediaciones, aunque dentro de varios años esos mismos químicos provocan un aumento en el crecimiento, lo que resulta en parcelas inusualmente verdes y ricas en flora.

Estos son algunos de los ámbitos en los que se adentran las ciencias tafonómicas y que nos da una idea que se trata de un trabajo que requiere la cooperación multidisciplinar de diferentes especialidades.

>> Un interesante artículo sobre la tafonomía aplicada a los depósitos funerarios

Este video contiene imágenes que pueden herir la sensibilidad del lector

Sin duda el estudio científico de la descomposición de un cadáver ha sido útil en muchas investigaciones policiales y antropológicas. No es una ciencia apta para personas aprensivas, pero necesaria.

Antiguamente, el arte de pintar la putrefacción en cambio tenía una misión espiritual. Este vídeo explica esencialmente, los trabajos que realizan algunos centros de investigación forenses, especialmente, a partir de los campos universitarios de descomposición.

Sus imágenes, recogen simplemente un proceso biológico natural. Pero nuestra educación y sensibilidad no han sido educadas para visualizarlas como algo natural, consustancial a la vida misma.

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