Las palabras, la poesía, al igual que la música no dejan de ser una vibración que en un funeral contribuyen a calmar el dolor de la pérdida de un ser querido. Te invitamos a seleccionar lecturas poéticas para tu funeral ya que ayuda al duelo.
El poeta Thomas Stearns Eliot, conocido como T. S. Eliot (1888 -1965), dijo “Cada frase o cada sentencia es un final y a la vez un principio. Cada poema un epitafio”.
Las palabras al igual que la música no dejan de ser una vibración cuyo significado nos atraviesa más allá de su significado. Así que pensar en las lecturas que te gustaría en tu funeral es más importante de lo que pueda imaginar.
La poesía ayuda a la persona a adaptarse a la nueva situación de ausencia y de la pérdida ante la muerte de una persona querida.
Las palabras personifican y pueden sintetizar una concepción vital, un estilo de vida, o simplemente las vivencias que tuvimos. Las imágenes inscritas en las palabras van directas al corazón.
La poesía es una manifestación artística que se caracteriza por dejar boquiabiertos a unos e indiferentes a otros. En esto está su valor pues es el alma de un ser humano que se comunica al viento y de este cada cual capta una parte de las vibraciones que agita.
Los poetas son los magos de las palabras, las que masajéan nuestros corazones, las metáforas que brotan de la tierra que nos sustenta, los llantos que inundan nuestras emociones, y la profundidad implícita de sus mensajes.
El poeta toma estas palabras que flotan y brotan de la esencia natural y cada vocablo nos llega como un regalo cuando toma la métrica de unos versos, es decir, en forma de pulsos de energía positiva.
Todos somos poetas
Podemos pues apoyarnos en el trabajo de los poetas para hablar al corazón de los seres queridos en el momento de tu partida. Aunque también podemos encontrar nuestra propia métrica y acercarnos a corazón abierto desde la intimidad más desnuda de nuestro ser.
Muchos poemas elegidos para las ceremonias funerarias evocan el sentido de la conexión y la relación con el difunto. La poesía ayuda a la persona a adaptarse a la nueva situación de ausencia y de la pérdida ante la muerte de una persona querida.
La poesía hace esto y más ya que establece un diálogo entre los vivos y los muertos y permite que las personas entren en comunión dando un significado y reconocimiento del amor y del vínculo que nunca muere y que permaneceré en de nuestros corazones para siempre. "Cuando enterramos a un ser querido, en realidad lo estamos sembrarlo para que crezca en la Eternidad" escribió el poeta de la calle Eduardo Jorge Malinowski (Buenos Aires, 1950 -).
La poesía ha forjado muchas de las palabras que llenan nuestros sentimientos. La poesía puede ayudar a crear un sentido significativo.
El uso de la metáfora en la poesía nos da una oportunidad para la apertura y la conexión más expresiva, y de esta forma compartir sentimientos más profundos para que nos hagan más resilientes.
Un poema puede ser desde la perspectiva del fallecido en primera persona y darle así más fuerza a las palabras.
Un bálsamo para el corazón
Quizás uno de los poemas más populares en muchos funerales es "No llores ahí de pie ante mi tumba" de Mary Elizabeth Frye (1905-2004), escrito en 1932 que comienza:
“No llores ahí de pie ante mi tumba / No estoy durmiendo en ella / Ahora soy los mil vientos que silban en la tarde / Soy los destellos que resplandecen en la nieve / Soy la luz del sol que madura las semillas / Soy la lluvia que cae suavemente en el otoño”.
O pueden ser las palabras de una despedida avanzada como en el poema del novelista francés Víctor Hugo (1802–1885) publicado en 1856 en la obra Les contemplations, titulado Mañana al alba.
Mañana al alba, en el momento en que el campo se está blanqueando, / Me iré. Ya ves, yo sé que tu me esperas. / Voy a pasar por el bosque, voy a ir por la montaña. / No puedo estar lejos de ti por más tiempo. / Camino con los ojos fijos en mis pensamientos, / Sin ver nada fuera, sin escuchar ningún ruido dentro, / Solo, desconocido, tumbado de espalda, las manos cruzadas, / Triste, y el día para mí será como la noche. / No voy a buscar el oro en la noche que cae, / Ni las dos velas distantes bajando hacia Harfleur / Y cuando llego, voy a poner en su tumba / Un ramo de acebo verde y flor de brezo.
Las palabras pueden reunir imágenes poderosas y evocar emociones sentidas por lo que la lectura de palabras poéticas puede ser realmente catártico y por tanto otro elemento del proceso de duelo.
Poemas desde el alma
A veces las palabras forman parte de la música. Este es el caso, por ejemplo de la Canción de Añoranza (CANT DE L’ENYOR) del comprometido cantautor catalán Lluis Llach (1948-) escrita en 1985, que es una canción poética utilizada a menudo en ceremonias funerarias en la región catalana. Es una canción que nos permite tomar aliento cuando las palabras no son suficientes para expresar una pérdida.
Así, que de la mano de este artista, él se convierte en el portavoz de nuestros sentimientos con su canción llena de poesía y emoción.
Otros poemas se hacen famosos porqué el azar lo quiere, es el caso del poema inicialmente anónimo, titulado Recuérdame, escrito sin embargo por David Harkins a mediados de los ochenta y que se puso en boga tras que la Reina Isabel II lo recitara en el funeral de su Reina Madre murió en 2002. Aunque el poema era de amor, sus palabras son adecuadas:
"Puedes llorar porque se ha ido, o puedes sonreír porque ha vivido.
Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado;"
Vitalismo
Se puede también apostar por una poesía más vitalista, para dar un mensaje de compromiso con la existencia a los que permanecen. Esta fue la opción de la diva de la ópera Montserrat Caballé que en el recordatorio de su funeral en 2018, puso el poema Vida de la madre Teresa de Calcuta (1910-1997):
“La vida es una oportunidad, aprovéchala / La vida es belleza, admírala / La vida es una bendición disfrútala / La vida es un sueño, hazlo realidad / La vida es un reto, afróntalo / La vida es un juego, juégalo / La vida es algo preciado, cuídala. La vida es algo valioso, consérvala. La vida es un misterio, descúbrelo. La vida es una promesa, cúmplela / La vida es dolor, supéralo / La vida es un himno, cántalo / La vida es un combate, acéptalo / La vida es una aventura, desafíala / La vida es una tragedia, enfréntate / La vida es suerte, merécela /La vida es vida, defiéndela”.
La naturaleza es a menudo fuente de inspiración para crear hermosas imágenes. Podemos encontrar textos que nos recuerden nuestra pertenencia a la Vida que permite la existencia del Universo, o conectarnos con la experiencia cíclica de la vida y la muerte. Recordar estos ciclos naturales y pensar en esto puede de alguna manera traer consuelo y normalidad para los que asisten al funeral.
La conexión con el medio natural es terapéutica en si misma, por eso hemos sugerido que un buen recuerdo memorial es regalar una planta viva e invitarla a plantarla. La poesía a menudo se inspira en esta joya que es la naturaleza para recordarnos la belleza de la Madre Tierra a la cuál pertenecimos mientras vivimos.
Por ejemplo, en la gran obra Hojas de hierba, de Walt Whitman (1819-1892) en el poema Canto de mi mismo escribe en su sexto canto:
“Son vivos y están bien en algún lugar, / El rebrote más insignificante nos demuestra que la muerte realmente no existe, / Y sí alguna vez ha existido, ha hecho avanzar la vida, y no espera hasta el final para destruirla, / Y deja de existir en el momento en qué surge la vida / Todas las cosas avanzan hacia delante y más allá, no hay nada que se desintegre / Y morir es diferente de toto aquello que se ha podido imaginar, y mejor"
Intimidad
Podemos escoger textos de otros autores más íntimos para nosotros, por ejemplo, el poeta y cantante Mario Sanmiguel, quién a propósito de la muerte escribió en su libro La fabulosa fórmula de la felicidad (2013):
"Nadie muere en el fondo ... solo dejamos de verlo y se convierte en la Energía Madre que mueve todo. Esto no significa que la desaparición de un ser querido no sea dolorosa para nuestra existencia, esto es normal y lógico, o que no le tengamos miedo a la nuestra. Somos humanos, hermanos, también construidos de carne y hueso y una historia. El problema es perder el Fondo para apegarnos ciegamente a la Forma".
Finalmente, algunos personas pueden preferir escribir sus propios sentimientos y sentirse liberadas a través de esta terapéutica y creativa experiencia que es escribir.
En el fondo todos somos “poetas” cuando sentimos profundamente alguna emoción como el amor hacia los seres queridos. No es necesario expresarse en forma de la métrica de un verso. Tan sólo basta hacerlo desde el corazón.
Con tus propias palabras
Dejar un texto para que alguien lo lea en nuestro funeral puede ser el mejor legado para los seres queridos. También podría ser un mensaje visual. Hoy en día, uno puede ponerse delante de un móvil y dejar su testimonio con toda simplicidad y sinceridad.
Crear nuestra propia “poesía” o mensaje poético, da la oportunidad de mostrar nuestra humanidad, así cómo nuestras imperfecciones, dejando un testimonio que puede no estar por supuesto exento de humor.
Puede ser hermoso, honesto, divertido, edificante, y puede cubrir el espectro de nuestra experiencia humana de manera que sólo nosotros podríamos expresarlo. Puede ser la simplicidad de unas palabras propias salidas del corazón las que gesten un verdadero confort para los que permanecen.
Al igual que la música que podemos elegir, la poesía no tiene porque ser melancólica, puede ser festiva y alegre y tan personal cómo queramos.
La escritora y poetisa norteamericana Mary Oliver (1935-2019) escribió un poema llamado "Gratitude" en el que la base del mismo se componía de formular preguntas a la vida.
¿Qué notaste? / ¿Qué escuchaste? / ¿Cuánto admiraste? / ¿Qué te asombró? / ¿Qué te gustaría ver de nuevo? / ¿Qué fue lo más tierno? / ¿Qué fue lo más maravilloso? / ¿Qué pensabas que estaba pasando?
Lo importante es evitar que en la ceremonia funeraria se prescinda de palabras sentidas y poéticas, sinceras y profundamente humanas y que estas sean sustituidas por un discurso estandarizado.
Lamentablemente, las funerarias ofrecen palabras enlatadas lejanas a la vivencia del difunto y los presentes (que es lo habitual en España).
Más información
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