Cada vez más los pacientes de una enfermedad avanzada expresan su deseo de acelerar la muerte, en inglés, wish to hasten death cuyo acrónimo es WTHD. Cada vez más expertos estudian las implicaciones socioculturales y morales de esta realidad. A esto se dedican algunas instituciones universitarias (1).

El debate sobre la eutanasia o también conocida como el suicidio asistido por un médico (Physician-assisted suicide o PAS), no está exento de polémica, incluso en los países donde se ha legalizado.

De lo que no hay duda es que no se puede dejar al margen de cualquier decisión sobre su vida a un paciente cuyo pronóstico es la muerte irrevocable.

El debate no existiría si hubiera la posibilidad de atender la voluntad de las personas que valorasen acelerar su propia muerte, ya sea de forma activa o pasiva.

Es entonces cuando surgen las preguntas sobre lo que realmente se sabe del deseo de acelerar la muerte (WTHD) en pacientes con una enfermedad terminal avanzada. Además son mal conocidos cuáles son los motivos que pueden desencadenar un fenómeno tan complejo.

¿Deseo o necesidad?

En las enfermedades terminales es fundamental  la comprensión moral del paciente en términos de dignidad, autonomía y autenticidad, además de otros aspectos relacionados con el valor de la vida.

Comprender el deseo de acelerar la muerte es imprescindible para elaborar planes de atención e intervenciones. Conocer a fondo esta realidad puede ayudar a experimentar los últimos días como un período significativo de la vida.

El éxito en comprender el deseo de acelerar la muerte radica en dar un cuidado de excelencia al otro dignificando su vida hasta el final.

Los expertos señalan la necesidad de determinar de donde parte el WTHD. ¿Es parte de una condición mental clínica (depresión o trastornos psicológicos)?, ¿De una expresión de deseo de poner fin a un proceso de desintegración?.

Sea cual sea es importante determinarla. Los defensores del derecho a morir argumentan que no hay que poner trabas cuando se trata de una expresión deliberada de autonomía personal.

Los expertos en ética argumentan que hay que explorar todas las áreas posibles de sufrimiento, incluidos los síntomas físicos (presentes o previstos),la  angustia psicológica, el sufrimiento existencial y otros aspectos sociales.

La medicina convencional defiende ofrecer un buen cuidado y determinar el bien del paciente en todos aquellos casos en los que hay una condición tratable.

Para los enfermos terminales avanzados, la medicina convencional se olvida del sufrimiento psicológico y existencial. Esto sin duda impulsa el deseo de acelerar la propia muerte.

Consideraciones prácticas

El WTHD se considera una respuesta al sufrimiento multidimensional, y por tanto requiere de aumentar la atención para que esta otorgue la máxima autonomía del paciente en las decisiones médicas.

La Escala de Calificación de Deseo de Muerte (DDRS) y la forma abreviada del Programa de Actitudes hacia la Muerte Acelerada (SAHD-5) son enfoques diferentes para evaluar el deseo de acelerar la muerte (WTHD).

El WTHD es un fenómeno complejo que afecta a un número de pacientes sobre los que no hay datos estadísticos fiables. Este fenómeno plantea preguntas sobre cómo desde la atención sanitaria se puede afrontar y cómo debe ser la ayuda que estas personas necesitan.

Los avances médicos han transformado lo que antes eran enfermedades fatales en enfermedades crónicas, y la combinación es un aumento de la esperanza de vida. Pero esperanza de vida no siempre está alineada con calidad de vida.

Esto es lo que hace que el WTHD bien puede volverse más común. La naturaleza compleja de cada persona humana condiciona el análisis de las dimensiones psicológicas, sociales y espirituales que juegan un papel clave en el tema de la muerte.

Una realidad en estudio

La identificación del sufrimiento multifacético e intenso que puede darse en un proceso terminal es un factor clave que determina la aparición del deseo de acelerar la muerte (WTHD).

La atención clínica cuando aparece este deseo debería centrarse en la necesidad del paciente de mantener una cierta sensación de control sobre su enfermedad.

En este sentido es clave que cualquier decisión que tome el equipo médico cuente con su opinión y la de su entorno.

Los familiares y personal sanitario o cuidadores deben evitar que el paciente se sienta relegado de las decisiones en su propio proceso de enfermedad y muerte.

No se trata solo que el paciente terminal pueda valorar los aspectos físicos o la autonomía personal, sino también sus necesidades espirituales.

Los estudiosos del tema ponen en duda la conveniencia de facilitar activamente la eutanasia o suicidio asistido, conocido en inglés con las siglas PAS (Physician-assisted suicide). Lo que proponen es que se valore holísticamente la respuesta al deseo de morir ya que este es un sentimiento variable.

A medida que transcurre el tiempo y la enfermedad se alarga el número de factores intrínsecos como extrínsecos se incrementa.

Es entonces cuando el deseo de morir de un paciente puede ser firme e irrevocable. El documento de voluntades anticipadas es clave para poder ser atendido de forma más personalizada frente al deseo de morir.

De momento, el WTHD es una materia de estudio. Para algunos, una excusa para evitar que se implante la eutanasia, una realidad que en muchas enfermedades degenerativas sus afectados demandan.

Muchas películas y documentales han abordado la tragedia psicológica de las personas que acabaran perdiendo su humanidad para ser simples experimentos de la medicina tecnológica.

>> Las imágenes que ilustran el artículo pertenecen a la película La fiesta de despedida.

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