Cartel Siete días y una vida

Siete días y una vida

Título original
Life or Something Like It
País
Estados Unidos
Fecha de edición
2002
Duración
104 min
Género
Romance
Dirección
Stephen Herek
Reparto

Angelina Jolie, Edward Burns, Tony Shalhoub, Christian Kane, James Gammon, Melissa Errico, Stockard Channing, Lisa Thornhill.

Fotografia
Stephen H. Burum
Música
David Newman
Montaje
Trudy Ship con guión de John Scott Shepers y Dana Stevens
Producción
20th Century Fox, Regency Enterprises
Distribución
Twentieth Century Studios España
Estreno en España
2002 (Octubre)
Sinopsis

Siete días y una vida es una película metafórica en la que el anuncio del final de vida pone en marcha una reconversión personal a través de la esperanza, una muestra sobre cómo encontrar el verdadero yo en circunstancias dramáticas.

Hay varios personajes que resultan estremecedores porque sueltan lo que sienten de manera resignada y humilde y esa actitud les lleva a la felicidad con los que les rodean.

En la historia, Lanie Kerrigan (una Angelina Jolie peinada a lo Marilyn Monroe) es una antipática reportera de Seatle, rubia platino que aspira a tener su propio programa televisivo de ámbito nacional.

Es una mujer que tiene una vida perfecta en apariencia, con un novio que es un famoso deportista. Pero en realidad, todo es pura fachada ya que en su profundo interior siente que le falta algo para completarse a ella misma.

Un día un vidente callejero le augura que sólo le quedan siete días de vida. Todo parece indicar que ha sido un simple mal augurio sin más, pero poco a poco otras predicciones de aquel se van cumpliendo.

El argumento es muy simple y puede incluso parecer algo cursi, sin embargo, alrededor de unas secuencias en general previsibles, el espectador puede reflexionar sobre el guion del destino de cada uno.

No es una película trascendente, pero ofrece una buena oportunidad para iniciar una reflexión sobre lo
que haríamos si supiéramos que nos quedara un tiempo de vida determinado. Es una oda al positivismo y al humor para afrontar la inevitabilidad de la muerte.

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