cartel La balada de Narayama

La balada de Narayama

Título original
Narayama Bushi-ko
País
Japón
Fecha de edición
1982
Duración
130 min
Género
Drama
Dirección
Shohei Imamura
Reparto

Ken Ogata, Sumiko Sakamoto, Tonpei Hidari, Takejo Aki, Shoichi Ozawa

Fotografia
Masao Tochizawa
Música
Shinichirô Ikebe
Montaje
Hakime Okayasu
Producción
Jiro Tomoda, Goro Kusakawe
Distribución
Umbrella Entertainment
Público
Sinopsis

La balada de Narayama tiene lugar en una aldea montañosa de Japón en el marco de una sociedad estructurada en clanes familiares que sobreviven con una agrícola muy rudimentaria.

La familia protagonista está formada por Tatsuhei (Ken Ogata), sus dos hijos, su hermano menor y la matriarca del clan, de nombre Orin (Sumiko Sakamoto), de 69 años.

A pesar de gozar de una salud de hierro, Orin afronta con preocupación el futuro inmediato, ya que, según la tradición de la aldea, al cumplir los 70 años todos los ancianos deben ser llevados a morir a lo alto del monte Narayama con objeto de dejar paso a las nuevas generaciones, 

El film es una reflexión como prepararse para la muerte que en este pueblo puede ser súbita, pero que sino se provoca llevando a los viejos a este lugar sagrado que conocen como el Narayama y que compete a los hijos llevar a cabo este ritual.

El viaje sin retorno

Pero para Orin este viaje de no retorno hay que prepararlo, pues como explica la leyenda con la llegada de la primera nieve el  monte Narayama acoge dulcemente a sus visitantes. Y es que morir de hipotermia es pues una muerte dulce.

Para poder llegar al Narayama (el cielo para esta tradición japonesa antigua) cuando va a iniciarse el invierno, Orin se ve obligada a tomar las riendas en su vida para que sus deseos sean coincidentes con la tradición.

Para ello quiere facilitar que su familia afronte el futuro en las mejores condiciones posibles mientras ella es acogida en el cielo que imagina.

La balada de Narayama constituye una muy buena película para reflexionar sobre la asunción de la propia muerte, de que la vejez no es sólo un tiempo para convertirse en inútil a la sociedad sino un tiempo para prepararse.

Se trata, sin lugar a dudas, de un film duro pero con un estilo poético que nos obliga a reflexionar sobre la antropología de la muerte en la que los rituales y las tradiciones son el pan de cada día en todo el planeta y en todas las épocas. 

La película obtuvo la Palma de Oro del 36º Festival  de Cine de Cannes.

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