¡Hasta siempre, Don Glees! es la aventura de tres chicos de un pueblo rural algo alejado de Tokio en el que no acaba de encajar y forman el grupo “Don Glees” (un nombre lleno de errores que de hecho quería significar "sin alegría"; pero don't estaba mal escrito y glee es un sustantivo por el nombre no tiene mucho sentido, claro que entonces, cuando Toto y Roma eran niños de primaria, su inglés no era muy bueno).

Pero la historia de esta película de animación son las vacaciones del verano antes de empezar el bachillerato. Toto se marchará a estudiar el bachillerato a Tokio y Drop les invita a: “compartir su última aventura”.

"Si el mundo se terminara mañana misma -le inquiere Drop a Toto- ¿cúal sería la cosa que más rabia te hubiera hecho no haber realizado?. Toto como Roma se quedan mudos.

Entonces Drop añade. "Pues a mi me gustaría encontrar el gran tesoro que se esconde en algún lugar de este gran mundo. Por eso siempre he querido ver el mundo entero desde arriba. Lo único necesario es tener un poco de valor para saltar y así ver paisajes que antes no podías ver. Y entonces te das cuenta que el tesoro que te has pasado la vida buscando lo tienes justo debajo de tus pies. Cuando encuentras este tesoro entonces esto es la prueba definitiva que has vivido con intensidad aquí y ahora. Esto es lo que yo creo"

La pequeña aventura veraniega que iniciarán no tarda en convertirse en una vivencia que cambiará sus vidas para siempre.

La aventura de vivir como si fuera la última

¡Hasta siempre, Don Glees! se presenta como la aventura de unos adolescentes en todos los sentidos. Roma no sabe que hacer con su vida y marchará a Tokio a estudiar medicina.

Toto, que está enamorada de Tivoli, una joven aficionada a la fotografía que ha ido a un intercambio en Irlanda, se quedará en su pueblo de Kanto para cursar una formación de agricultura.

Drop, que ha estado viviendo en Islandia una vez se ha unido como miembro de los Don Glees  les propone vivir una última aventura: buscar un tesoro.

Pero es la fiesta del verano, en la que hay fuegos artificiales por todas partes. Así que Drop les propone montar su propio castillo de fuegos artificiales y filmarlo desde arriba con un dron. En ello gastan todos sus ahorros.

Lamentablemente, los cohetes que han comprado no se encienden, el dron se pierde en la montaña y lo peor es que les acusan de haber causado un incendio forestal cerca del pueblo.

Es entonces cuando deciden demostrar su inocencia buscando el dron desesperadamente. Así empieza su aventura, de camaradería, de amistad y de confidencias. Lo que parecía el fin de su verano se convierte en el inicio de todo.

El destino siempre es el camino

¡Hasta siempre, Don Glees! ilustra que lo importante son las vivencias que acumulamos en la vida. Las aventuras que vivimos no son más que el impulso para el autoconocimiento; no hay un destino ya que el objetivo real es el camino para llegar a él.

Es una película más bien triste; inicia con un recuerdo bien claro "En aquella época ni por asomo pensaba que alguien pudiera morir",  pero tras este, se esconde la felicidad sublime.

En la primera parte, la película ilustra la vida en el pueblo, pero la verdadera aventura transcurre en la naturaleza de los bosques silvestres de la zona en los que se adentran los muchachos para buscar el dron.

Es una película esperanzadora. Tiene momentos dramáticos a la vez que escenas que colman al espectador de un sentimiento de puro gozo. Al fin y al cabo son tres muchachos viviendo su “última gran hazaña”.

En realidad, la búsqueda a la que les empuja la aventura, cada uno la percibe a su manera y nos ilustra un esbozo del alma de cada uno de ellos.

Lo que queda al final del verano

La aventura que vivirán Drop, Roma y Toto no tiene muchas sorpresas, pero en toda vida, en toda aventura siempre hay algún elemento mágico si sabemos apreciarlo.

Drop les invita precisamente a buscar esta magia, cómo la que el experimentó cuando vivía en Islandia tras encontrar una catarata dorada. En realidad, es en los recuerdos donde atesoramos la felicidad de las vivencias.

El club de los Don Glees desaparece por qué en la vida no hay nada permanente, todo es provisional, pero es precisamente en esta temporalidad efímera en la que puede expresarse el genuino sentido de la Vida; especialmente, cuando esta se vive con intensidad y presencia.

La aventura veraniega de Drop, Roma y Toto les llevará hasta esta meta. La muerte no existe ya que la vida permanece en el recuerdo de lo amado.