cartel Harold y Maude

Harold y Maude

Título original
Harold and Maude
País
Estados Unidos
Fecha de edición
1971
Duración
90 min
Género
Comedia, drama, comedia negra,
Dirección
Hal Ashby
Reparto

Ruth Gordon, Bud Cort, Vivian Pickles, Cyril Cusack, Charles Tyner, Ellen Geer, Tom Skerritt

Fotografia
John A. Alonzo
Música
Cat Stevens
Montaje
William A. Sawyer Edward Warschilka con guión de Colin Higgins
Producción
Paramount Pictures
Distribución
Disponible en DVD
Estreno en España
1974 (Abril, en el Festival de Cine de Valladolid y luego en Madrid, noviembre y abril 1975 en Barcelona)
Público
Sinopsis

Harold y Maude es un estremecedor canto a la vida que empieza por definir la vida justo donde esta termina con la muerte. Sin muerte no hay vida y por eso la trama arranca con la fascinación del joven Harold por los funerales que se une a la jubilosa relación con Maude, una mujer madura.

Las vivencias entre ambos, a modo de caleidoscopio, es una escucha casi espiritual de lo que sucede en la vida humana misma.

El film es un himno a vive como quieras y ama a quien quieras, porque solo esa búsqueda, guiada por la intuición y las emociones que atesoramos en cada instante presente, adquiere sentido en un mundo ajeno al poder del ahora.

Generación 68

Harold y Maude es una película que marcó a todo una generación que se enmarca en el prodigioso despertar efímero de la humanidad para reconocer que sólo tenemos una Tierra, que debemos vivir con el amor y que nuestra vida social debe basarse en la cooperación y la incorrección política.

Así bajo un esquema que combina los diferentes intentos de suicidio de Harold que quiere experimentar su mejor morir, son como el símbolo de las rupturas para con la opresiva cotidianidad  de una familia de clase acomodada.

Por su parte, la mujer madura, Maude es la personificación del inconformismo, la de una activista que con el tiempo y el cansancio ha reemplazado la acción política por una esencial revolución de la propia realidad desde la convicción por un mundo más solidario.

El volver a plantar un árbol que estaba en la vía pública o el robo de un coche, nos representan el símbolo de este inconformismo activo. Mientras, la historia se debate entre transiciones sobre la vida a la muerte y viceversa.

La vida desde el optimismo

Tras su aparente simplicidad, el metraje esconde un magistral mensaje: la toma de consciencia de la necesidad de afrontar la vida desde el optimismo recalcitrante.

Precisamente para mantener este tono Harold y Maude es una comedia, no exenta de humor tan macabro y excéntrico como lo son las múltiples escenas de los intentos de suicidio, así como en los momentos en que cobran protagonismo personajes secundarios como el tío de Harold o su madre.

Hay escenas impagables como el tuneo del Jaguar convertido en una coche fúnebre deportivo que simboliza a su vez el miedo a vivir de Harold y su atracción por la muerte.

En la parte del argumento este se desarrolla bajo la pertinaz obstinación de la madre de Harold, viuda multimillonaria que intenta que su hijo se comprometa con alguna chica de su edad y de su clase social y se interese por los negocios. En definitiva que mantenga los valores sociales de la clase a la que pertenece.

Harold no se siente de su mundo y se lanza a experimentar con la muerte y se deja seducir por una mujer madura, septuagenaria pero llena de vitalidad e ingenio.

Esta vida con la anarquía y la libertad que presuntamente anhelaban los jóvenes de entonces,  es el detonante para que Harold se interese realmente por crecer como persona, como identidad, para colocarse a su par.

La relación amorosa con Maude despierta el resto de sus instintos y de su personalidad dormida a la que su madre de forma infructuosa ha intentado despertar.

Un canto vitalista

La película navega en aguas someras con una extravagante relación amistosa-amorosa-sexual de dos personajes antagónicos, el joven y la mujer madura. Su relación rompe todos los esquemas y bebe de las aguas profundas de la experiencia vital de Maude. Al fin y al cabo ella es superviviente de un campo de concentración, una persona transgresora e inconformista, que denuncia las convenciones y prejuicios sociales de la época.

Pero en este viaje fílmico, Harold y Maude es un canto vitalista que defiende una idea tan clara y rotunda como cierta: la muerte es parte indispensable del ciclo vital, es el momento que realmente da sentido a lo vivido. 

Es precisamente la muerte quien da un carácter vibrante al hecho de vivir, de acumular experiencias, de explorar sensaciones, sentimientos y deseos, y de llevarlos a la práctica, a veces incluso de manera temeraria e impulsiva, como Maude.

La película rompe los corsés mentales de lo social, lo político y  lo cultural pero sobretodo dinamita las convicciones más íntimas que podemos tener de nuestra existencia humana. 

La muerte de la muerte

El colofón de la cinta ata a la perfección este argumento: “la muerte de la muerte”, su posposición hasta el instante en que deba llegar por naturaleza, su aceptación futura, y la entrega total y absoluta a los tesoros y alicientes de la vida. 

Los problemas del ser humano, de sus ambiciones, de sus éxitos o fracasos, de sus desamores o ilusiones son el producto de vivir de espaldas a la muerte.

Cuando se asume la muerte con su carácter inevitable por ser parte de la vida, lejos de sumirnos en el pesimismo convertimos cada momento en algo único, un disfrute singular para convertir el tiempo en nuestro aliado para experimentar sin limitaciones más allá del puro consumo materialista.

Al ritmo de Cat Stevens

Esta visión de vivir al cien por ciento está llena de pequeños detalles y la magia de la música de Cat Stevens (Yusuf Islam) pone la guinda a una película con metalenguaje fílmico que la convierte en una obra arte (aunque en el momento de su estreno pasó desapercibida y no fue hasta años más tarde que se reconoció como película de culto).

Entre la canciones incluidas hay “Where Do the Children Play?” “On the Road to Find Out” “Trouble” “Tea for the Tillerman” “Miles from Nowhere” y “If You Want to Sing Out, Sing Out.  Con esta canción, verdadero himno para la causa la baila el joven Harold,  junto a una mujer madura llena de vitalidad vertiginosa Maude, que altera la configuración clásica de chico conoce a chica. 

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