El erizo nos adentra en las vivencias de Palome Josse una niña de 11 años y una inteligencia fuera de lo común. Ubicada en el seno de una familia de la alta burguesía francesa, habita en un piso con portera, en la calle Grenelle número siete,  situado en un barrio rico de París. Pero Paloma considera que en su amplia residencia vive encarcelada como un pez en una pecera.

Palome lo tiene claro: "En la pecera no me voy a quedar. El día que acabe el año escolar, justo cuando haga 12 años, el 16 de junio del año que viene, dentro de 165 días, me suicidaré.

Mientras sigue tomando día a día notas de la cotidianidad con una vieja cámara de video. Pero el film narra sobe todo la relación entre Palome Josse, Renée Michel, la portera de su piso discreta y solidaria, y un nuevo vecino que llega al edificio, el enigmático señor Kakuro Ozu.

El film puede verse como una crítica a la vacuidad existencial de la sociedad contemporánea, y Palome es la observadora inocente que lo pone de manifiesto.

Juntas, Renée y Palome descubrirán la belleza de las pequeñas cosas. Invocarán la magia de los placeres efímeros e inventarán un mundo mejor.

El erizo es un pequeño tesoro que nos revela que frente a la muerte, a lo absurdo del vivir, la vida puede ser habitada por el gozo cuando se cultiva la amistad, el amor y el arte.

Del absurdo vital a la muerte pedagógica

Paloma está convencida de lo absurdo de vivir y que es mejor morir, que su visión de que la vida es como una pecera que nos impide ser libres, y sin embargo, poco a poco será testigo que cuando alguien está en disposición de amar el cambio es posible.

Es cierto que el tema predominante es el de la muerte y el suicidio, pero este no es más que la excusa para mostrar con exquisita sensibilidad que el dolor existencial se desvanece cuando sea abraza el amor y la comprensión de lo percibido desde el corazón.

La constante visión pesimista de Palome por habitar una sociedad individualista en una familia que se mueve entre el trabajo absorbente y la neurosis obsesiva.

Cuando Kakuro le invita al piso que acaba de instalarse le hace una crítica de los gatos sebosos que viven en su familia, Constitución y Parlamento en contraste con los suyos que considera estéticos. Pero el señor Kakuro la rebate diciéndole que "yo creo en la energía y la sensibilidad de un roble y por tanto no puedo dejar de creer en las de un gato".

Pero ante la muerte real, primero con la de una vecina de la escalera se cuestiona el sentido de "Pasar toda la vida como un pez en una pecera y acabar dentro de una bolsa de plástico".

Pero ante la de la portera Renée, a la que ha empezado a conocer y amar más allá de su papel de portera, sus reflexiones son ejemplares: "O sea que es así, la muerte, de pronto, todo se detiene; ¿es eso morir? No volver a ver los que te aman y a los que amas. Si morir es eso es sin duda la tragedia que dicen. Lo que importa no es morir, sino aquello que haces en el momento de morir. ¿Renée, usted que hacía en el momento de morir? ¿Estaba dispuesta a amar?"

Detalles más allá de la pecera

La protagonista no solo se dedica a filmar la realidad, que interpreta siempre de forma cáustica y pesimista, sino que también es una maravillosa ilustradora.

Los talentos de Palome están escondidos bajo sus púas, como las del erizo, las cuáles la protegen del mundo que tan poco le gusta.

La película está lleno de pequeños detalles como el vestuario de Palome quién viste lo mismo tanto si es verano como invierno, una camiseta de manga larga de rayas blancas y negras, salvo cuando empieza a salir de su caparazón que la camiseta cambia las rayas negras por unas de rojas.

Otro detalle es que cada vez que filma ha de levantarse los simpáticos gafas, y al tratar de ponérselas, de nuevo, se le enredan en su pelo rizado.

La portera del elegante edificio en el que vive Palome y su familia, Renée, es una persona distante, pero esconde una rica vida interior rodeada de libros en el reducido espacio de la portería. Y luego aparece el señor Kakuro Ozu, viudo e igualmente de una impresionante cultura.

El film homenajea obras de la literatura universal como Ana Karenina (1878), de Leon Tolstoi, o el film de Las hermanas Munekata (1950) de Yasujiro Ozu.

Ambas, sirven de preludio a la relación entre Renée y el señor Kakuro. Una relación efímera, pero que hará entender a Palome que hay la posibilidad de cambiar la realidad y reinventar nuestra existencia.

Una buena muestra del cine francés, llena de poesía y valores humanos, dirigida como un cuento ilustrado, entrañable, sin edulcorantes y con una profundidad ética que aflora en el corazón de los personajes.

La película está basada en la aclamada novela de la escritora francesa y profesora de filosofía, Muriel Barbery (1969 -), publicada en España en 2007 con el título de  La elegancia del erizo.