Portada Cómo morimos

Cómo morimos

Título original
How We Die. Reflections on Life’s Final Chapter
Autoría
Sherwin B. Nuland
Editorial
Alianza Editorial - Medicina y Salud (1995) y versión del Círculo de Lectores (1998). Agotado.
Fecha de publicación
1995
Idioma
Castellano
Ilustraciones
Ilustraciones de Michael R. Delude
Coordinación y corrección
Traducción de Camilo Tomé
Impresión
Rústica, 257 páginas
Público
Sinopsis

Todos queremos saber cómo es la muerte, aunque pocos estén dispuestos a admitirlo". Cómo morimos, fue un libro superventas que en 1994 revolucionó el debate sobre la muerte en Estados Unidos. Su éxito fue tal que fue traducido a veintinueve lenguas.

Sherwin B. Nuland (1930-2014) defendía que “lo que importa no es cómo morimos, sino cómo hemos vivido". Como cirujano, Nuland salvó muchas vidas en el quirófano, y enseñó a vivir a muchos otros desde las aulas de la Universidad de Yale donde también se formó.  

Sin embargo, a pesar de su éxito profesional, Nuland cayó en un pozo depresivo que le hizo ingresar en un manicomio donde estuvo a punto de salir sin vida. Esta experiencia le hizo abandonar el quirófano y las aulas para dedicarse a escribir.

Cómo morimos. Reflexiones sobre el último capítulo de la vida, reivindica que "la muerte pertenece al moribundo y a todos los que le quieren" y que el médico debería actuar pensando en el máximo bienestar del paciente.

Desmitificar el proceso de morir

Sherwin B. Nuland desmitifica el proceso de morir a través de una descripción sin concesiones ni sensiblerías de la realidad clínica, biológica y psicológica de la muerte. Y es que sólo conocer la verdad, familiarizarnos con los actuales "jinetes de la muerte" -cáncer, SIDA, enfermedades cardíacas, accidentes cerebro-vasculares, Alzheimer, vejez y agresiones violentas- puede ayudar a liberarnos del miedo a ese ámbito desconocido que lleva en último término al autoengaño y a la decepción.

Como admite su autor “He escrito este libro para desmitificar el proceso de la muerte. Mi intención no es describirlo como una sucesión llena de horrores, de degradaciones dolorosas y desagradables, sino presentarlo en su realidad biológica y clínica, como lo ven aquellos que lo presencian y como lo sienten los que lo experimentan”.

Sus palabras desde el inicio no pueden ser mas clarividentes: “Todos queremos saber cómo es la muerte, aunque pocos estén dispuestos a admitirlo. Sea por anticipar los acontecimientos de nuestra enfermedad final o para comprender mejor lo que le está sucediendo a una persona amada en trance de muerte —o, más probablemente, por esa instintiva y compartida fascinación por la muerte— todos tendemos a pensar sobre el final de la vida. Para la mayoría de las personas la muerte sigue siendo un secreto oculto, tan erotizado como temido. Nos atraen irresistiblemente las mismas ansiedades que nos parecen más terribles; nos vemos arrastrados a ellas por esa excitación primitiva que surge del flirteo con el peligro. Las mariposas nocturnas y las llamas, la humanidad y la muerte... hay poca diferencia”.

Humanizar el tramo final de la vida

El alegato de Nuland por la humanización del tramo final de la vida es elogiable y cierra sus palabras con un párrafo memorable: "Por tanto, si debemos modificar —o incluso rechazar— la imagen clásica de la muerte digna, ¿qué queda de las esperanzas que abrigamos respecto a los últimos recuerdos que dejamos a quienes nos aman?

La dignidad que buscamos en la muerte puede hallarse en la dignidad con la que hemos vivido nuestra vida. El ars moriendi es el ars vivendi. La honestidad y la gracia de esta vida que se extingue constituyen la medida real de cómo morimos. No es en los últimos días o semanas cuando redactamos el mensaje que será recordado, sino en las décadas que los precedieron.

Quien ha vivido con dignidad muere con dignidad. William Cullen Bryant (1794-1887), sólo tenía veintisiete años cuando añadió una conclusión a su reflexión sobre la muerte titulada «Tanatopsis», pero, como muchos poetas, ya había comprendido:

                   Vive entonces de forma que, cuando te llegue la cita para unirte
                   a la innumerable caravana que avanza
                   hacia ese misterioso reino, donde cada uno ocupará
                   su cámara en los silenciosos corredores de la muerte,
                   no vayas como un esclavo de las canteras, azotado
                   por la noche hasta su calabozo, sino que, sostenido y consolado
                   por una confianza firme, acércate a tu tumba
                   como el que se cubre con la ropa de su lecho
                   y se echa esperando dulces sueños
".

 

Índice del libro

Agradecimientos
Introducción
I El corazón desfallecido
II El corazón... y cómo falla
III A partir de los setenta
IV Las puertas de la muerte para los ancianos
V Enfermedad de Alzheimer
VI Asesinato y serenidad
VII Accidentes, suicidio y eutanasia
VIII Una historia de SIDA
IX La vida de un virus y la muerte de un hombre
X La malevolencia del cáncer
XI Cáncer y esperanza
XII Las lecciones de la experiencia
Epílogo
índice analítico

 

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