Una joven de 90 años
Thierry Thieû Niang, Blanche Moreau y los pacientes del Hospital geriátrico Charles Foix de Ivry
Una joven de 90 años es una historia real, un documental sin precedentes sobre la vejez. Blanche tiene 92 años. Blanche vive en un hospital geriátrico. Ella no habla mucho, come poco y olvida cosas. Sin embargo, cuando Thierry, coreógrafo, viene a animar un taller de baile para los residentes de la residencia de ancianos, Blanche se transforma.
Durante una semana, el coreógrafo Thierry Thieû Niang hizo bailar a diversos enfermos de Alzheimer del hospital Charles-Foix, en Ivry-sur-Seine. Este contacto del baile obró milagros entre los pacientes de aquel hospital aquella semana.
La experiencia había sido diseñada para que fuera filmada por un equipo de la cadena ARTE TV con lo que las emociones ocultas que brotaron durante la propuesta fueron de un gran impacto, especialmente la de la paciente Blanche Moreau... quién se enamoró del coreógrafo.
Tras una hora y media de película, de interactuar coreográficamente con el cuerpo de varios de las personas de la tercera edad del centro, destaca el despertar de la Bella Durmiente, Blanche, la cual aparece transfigurada, bajo la mirada de los codirectores, Valeria Bruni-Tedeschi y Yann Coridian. ¿La causa de este pequeño milagro?
Destellos de lucidez al final de la vida
Por una vez, la mirada centrada en la demencia senil no sigue el movimiento descendente de la pérdida de la memoria y luego de la conciencia, sino que se propone prospectar en busca de las pepitas de oro que se esconden entre los recuerdos.
De repente, Blanche se enamora locamente de Thierry Thieû Niang de forma que este debe lidiar ante un evento que no estaba previsto.
Lo que sucede entre el hombre con el cuerpo casi perfecto y la mujer que ya no tiene el control de sus movimientos va más allá del incidente gracioso.
Así que la experiencia del baile sirve a la historia del doloroso apego de Blanche. Y es que de la mente demente de Blanche salen destellos de lucidez.
Lo que comenzó como un paseo por las profundidades de los bosques al final de la vida, se convierte en una tragedia amorosa, como si el Rey Lear se hubiera invitado en Romeo y Julieta.
El documental es magnífico, lleno de humanidad, una bella reflexión sobre el envejecimiento y como este no es más que la preparación para la muerte, que puede ser deliciosa.
Las coreografías de Thierry en el film parecen detener el inexorable paso del tiempo, al menos durante el rato que dura el baile.
También es un documental difícil, porque más allá de estos momentos graciosos, también ilustra con crudeza la demencia y la degradación que supone la vejez, la pérdida inexorable de la memoria, realidades que se exponen sin maquillaje. Un verdadero momento de cine.