El Jardín de la Muerte (Kuoleman puutarha en finés) es un fresco del artista finés Hugo Simberg (1873-1917), cuya versión más conocida la terminó en 1906 y es la que adorna la pared de una galería de la catedral de Tampere en Finlandia.

Hugo Simberg, es un artista que pertenece al simbolismo finés y su obra se puede considerar una alegoría de la muerte como renacimiento, con varias obras sobre el tema.

El fresco que comentamos nos muestra una interesante yuxtaposición de esqueletos vestidos de monges con flores, símbolos de tranquilidad y vida. Un contraste que sin duda sorprende al espectador.

¿Equipara esta obra de arte la muerte con la felicidad? ¿Por qué estos esqueletos cuidan tanto las curiosas flores?

Inspirado por la muerte
Fresco de Hrastovlje y retablo de Taillín de la Danza de la Muerte (ambos del siglo XV)

El origen de la inspiración de El Jardín de la Muerte de Simberg, está relacionado con los viajes que el artista realizó por la Europa central.

En sus visitas por museos y exposiciones se quedó prendado por las pinturas, grabados, y dibujos en los que la muerte era protagonista.

También se sabe que Simberg quedó  prendado por la imagen de la muerte en la cultura popular (en obras de teatros representaciones callejeras, etc.). Una tradición que está ilustrada en la llamada danza de la muerte o danzas macabras con esqueletos que encontramos por toda Europa.

El artista tuvo acceso también a fotografías de otras tradiciones sobre el ritual fúnebre como la celebración del Día de los Muertos mejicano, donde la muerte se retrata como divertida y hermosa.

Pero es probable también que pudiera visitar el famoso mural del siglo XV de la iglesia eslovena de la Santísima Trinidad en Hrastovlje en la que los esqueletos desnudos acompañan a diferentes personajes.

Y cómo no conoció a otra de estas icónicas  danzas de la muerte del retablo también del siglo XV atribuida al maestro Bernt Notke (c. 1440–1509) y que se conserva en Tallinn, la capital de Estonia.

Las pinturas de Simberg en la catedral de Tampere, donde se ubica El Jardín de la Muerte, quizás pues esta tradición europea antiga de la muerte amistosa pero desde una visión más simbólica.

Comprender un retablo lleno de simbolismo
El Jardín de la Muerte, fresco pintado entre 1905 y 1906 por Hugo Simberg en la catedral de Tampere.

El Jardín de la Muerte de Hugo Simberg, se integra en los trabajos que el artista realizó para la catedral de Tampere de la cual decoró la pared de la galería, diseñó seis de las siete vidrieras de la iglesia y pintó dos frescos.

El Jardín de la Muerte es una de las pocas pinturas del conjunto de la obra de la catedral de Tampere cuyo simbolismo queda bajo la interpretación del observador. 

En una nota de un boceto, Simberg describió el jardín como "el lugar donde terminan los muertos antes de ir al cielo".

Hay un gran contraste de las imágenes de la muerte tradicionalmente aterradoras con la ternura e incluso un cierto humor que desprende El Jardín de la Muerte.  Sn duda, este invita al espectador a considerar la mortalidad desde una nueva perspectiva.

Según Simberg, las flores representan las almas de las personas, y los esqueletos son sus cuidadores. 

Hugo Simberg retrata la muerte como esqueletos bondadosos dedicados a regar flores en tiestos frente a un bosque, lo cual es muy inusual.

Además, la interpretación del jardín en sí solo se hace eco en cierta medida de una tipología de cementerio más natural, de jardín alquímico o de meditación sobre lo vivido.

Esta obra de arte invita al espectador a considerar la otra vida sin miedo y a consolarse con el propio fallecimiento. En definitiva, a no temer a lo que sucede después de que el cuerpo deja de latir de vida.

La muerte no es una amenaza
Fragmento de El Jardín de la Muerte de Hugo Simberg.

La muerte en El Jardín de la Muerte no se presenta como una amenaza. El esqueleto sostiene una ramita florecida entre sus manos con una expresión de intensa ternura.

Cada una de las tres imágenes de la muerte jardinera nos transporta hacia un universo de paz en el que la muerte cuida de nuestra nueva existencia.

En realidad más bien parece una imagen destinada a conectar con una visión más espiritual de la muerte y a entenderla como una amiga realizando ciertos rituales protectores.

Sin duda además el tema del jardín de la muerte es extremadamente controvertido ya que nos muestra una muerte cercana con una imagen claramente positiva de la misma que contrasta con el resto de los frescos de la catedral de Tampere. (1)

Simberg realizó varias versiones del mismo boceto utilizando distintas técnicas a mediados de 1890s. La versión de mayor tamaño y que se puede contemplar en vivo es el fresco pintado en la galería de la catedral de Tampere entre 1905 y 1906.

 

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