Dos bebés gemelos que dialogan en el vientre de la madre es un cuento. Pero su conversación es una preciosa metáfora que invita a reflexionar sobre la vida presente y la del más allá.
Lo cierto es que vivimos en un mundo del que somos incapaces de percibir lo que nuestros sentidos no son capaces de observar. Sin embargo, como seres humanos disponemos de habilidades especiales que nos permiten intuir otras realidades.
En cualquier caso, percibamos o no más allá de nuestra realidad vital somos capaces de sentir que la Vida terrenal transciende nuestra identidad material. Lo podemos pensar y debatir, pero la duda siempre está en el aire. Pero dejar que la mente se adentre en el vacío nos deja siempre un buen sabor.
La muerte puede no ser más que salir del útero materno que nos ha dado Vida. La vida puede no ser más que crecer para prepararnos para una existencia diferente, por ejemplo como parte la Unidad.
El cuento tiene una función simbólica importante. Una forma sencial para que podamos reconciliarnos con nuestra existencia que a veces nos parece incomprensible. Adentrarse en la ficción que ofrecen los cuentos nos permite acceder a nuevas formas de saborear otras realidades quizás de tintes cuánticos.
En este cuento, el filósofo Jacques Salomé, utilizando el diálogo de dos bebés, nos conecta con la inmensidad del conocimiento universal al que cada uno de nosotros participa sin saber.
- Bebé 1: ¿Crees en la vida después del parto?
- Bebé 2: Por supuesto. Es obvio que la vida después del parto existe. Estamos aquí para fortalecernos y prepararnos para lo que nos espera más allá.
- Bebé 1: Pffff ... todo esto es una locura. ¡No hay nada después del parto! ¿Cómo imaginar una vida fuera del útero?
- Bebé 2: Bueno, hay muchas historias sobre "el otro lado"... Dicen que hay mucha luz, mucha alegría y emociones, miles de cosas por vivir... Por ejemplo, parece que allí comeremos con la boca.
- Bebé 1: ¡Va, todo esto no tiene sentido!. Tenemos nuestro cordón umbilical y eso es lo que nos alimenta. Todos los bebés lo saben. ¡Ninguno come por la boca! Y, por supuesto, nunca ha habido un testimonio de esta otra vida... Para mi, todas estas son historias de personas ingenuas. La vida simplemente termina en el parto. Así es, hay que aceptarlo.
- Bebé 2: Bueno, déjame pensar lo contrario. Cierto que no sé exactamente cómo será esta vida postparto, y no podría demostrarte nada. Pero me gusta creer que en la próxima vida fuera del útero veremos a nuestra Madre y ella nos cuidará.
-Bebé 1: "Madre"? ¿Quieres decir que crees en "Madre"? Ah! ¿Y dónde está ubicada esta?
-Bebé 2: ¡Madre está en todas partes, la siento en todo mi ser!. ¡Está en todas partes, a nuestro alrededor!. Existimos gracias a la Madre que nos da vida y es gracias a ella que vivimos. Sin ella, no estaríamos aquí.
-Bebé 1: ¡Esto es absurdo! Nunca he visto a ninguna Madre, así que es obvio que ella no existe.
-Bebé 2: No estoy de acuerdo, ese es tu punto de vista. A veces cuando todo está en calma, yo percibo el mundo de Madre, escucho susurros cuando nos habla, música cuando nos canta. No me dirás que no sientes cuando acaricia nuestro mundo. Estoy seguro de que nuestra vida real comenzará después del parto ...
Extraído del cuento Les deux jumeaux qui ne s'etaint jamais rencontrés de la obra Contes des petits riens et de tous possi (2015) del filosofo francés Jacques Salomé (Toulouse, 1935).