Yo nunca lloro narra el viaje de la joven polaca Ola a Irlanda para recoger las cenizas de su padre difunto y trasladarlas a su país de origen. Muerto en un accidente laboral, Ola quiere saber si su padre ahorró el dinero necesario para el coche que le había prometido. Sin embargo, primero deberá lidiar con la burocracia extranjera utilizando su picardía, antes de descubrir quién era su padre.

La muerte siempre pone al descubierto los secretos que la Vida esconde. Así que el viaje de la protagonista es un peregrinaje por el escenario humano donde van burbujeando las verdades ocultas, y los sentimientos reales entre los miembros de la familia.

Es una road movie sin vehículo, pero al fin y la cabo un viaje hacia un universo lejano a las costumbres de Ola, pero que le permite descubrir lo mejor de ella misma.

Casi toda la película depende de su protagonista por lo que se centra en situarla en circunstancias bastante desafiantes  con lo que el espectador vive las emociones que brotan en cada situación. El hecho de ponerlas en una protagonista femenina, como afirma el director "me aportaba un rango emocional más amplio."

Algunos detalles sobre funerales

El film aprovecha para dejar una pequeña huella crítica sobre las empresas funerarias y alecciona sobre los trámites de la repatriación de un cadáver. Así que en este aspecto es también una película instructiva sobre funerales.

Dado que finalmente la protagonista elige la cremación del cadáver de su padre (el coste del servicio es lo que manda), se enfrenta a la tradición católica polaca, la cual se resiste a oficiar los entierros con cenizas.

A modo de curiosidad, la urna con la que finalmente viajan las cenizas del padre de Ola es más sobria que la del cartel de la película. Todo incita a especular que para filmar en la iglesia la urna esta requería de un diseño lo más austera posible (y no la elegante urna que aparece en el cartel promocional de la película).

Y evidentemente, el final de la película, una vez terminada la ceremonia fúnebre y la urna está lista para ser llevada al columbario del cementerio elegido por la familia (tal y como establece la doctrina oficial católica sobre la prohibición de dispersar las cenizas en la naturaleza), es francamente original.

Una historia sobre las eurohuérfanas

Mas allá de la búsqueda por parte de Ola por saber quién era su padre, elemento esencial para que pueda hacer el duelo, el guion de la película se centra en la relación perdida de una adolescente con el padre ausente. Una situación que en Polonia, tierra de emigrantes tiene incluso un sustantivo "euro-huérfanas".

Recordemos que Polonia vivió  la emigración masiva tras unirse a la Union Europea en 2005, una realidad que cambió las vidas de cientos de miles de polacos.

De hecho, como reconoce el director, "buscaba aportar una película que encajara con la historia de los “euro-huérfanos”:  tengo cuatro hermanas que se han enfrentado a lo mismo. Aunque nuestro padre estaba en Polonia, tenía tres trabajos para mantener a la familia, así que estaba ausente a pesar de vivir en casa."