Amy es una joven obsesionada que tiene el presentimiento que va a morir mañana, y está absolutamente convencida ello. Pero, esta obsesión se cebará en su amiga Jane cuando esta la visita para saber si está bien.

Cuando su amiga Jane trata de quitarle la idea de la cabeza,  esta se verá contagiada por la misma sensación. Su presentimiento la lleva sin estar invitada a la fiesta de cumpleaños de su cuñada. Y la cosa no va a terminar aquí.

Se trata pues de un argumento simple, pero dirigido de forma ingeniosa para que el espectador se prenda del contagio. 

La película se centra más pues en la reacción de "contagio" que no por las inquietudes ante el inminente miedo por un morir anunciado.

Lamentablemente, deja fuera de la pantalla una pregunta remarcable: ¿Y si tú fueras a morir mañana, que harías?

En este sentido la película más que una reflexión sobre la muerte, nos adentra en la perturbadora negación que nuestra sociedad hace de la mortalidad. Una negación que se expresa en los diálogos de las absurdas conversaciones de los personajes antes de quedar obsesionados por la idea de morir mañana.

Más allá de la paranoia del morir

A través de flashbacks nos muestra algunos aspectos de lo que viven los personajes, soledad, inconformismo, depresión, adicción a la droga, etc.

She Dies Tomorrow tiene un valor similar al de un mantra: recordarnos de forma viral que todos podemos morir mañana. Lo hace también con los compases de una partitura magistral de la música barroca: la Lacrimosa del Réquiem de Mozart. 

Se puede criticar a esta cinta la falta de hilo argumental, pero sabe capturar de forma hipnótica la ansiedad y la depresión cuando no asumimos nuestra mortalidad. 

Los personajes comparten la búsqueda por una vida más sincera con sigo mismos, pero se quedan en una vía muerta ante el desespero del "voy a morir mañana".

La película puede ser útil para provocar en el espectador esta certeza de la Vida: que la muerte va de sombra en todo lo que hacemos, pero que su expresión final a veces la podríamos modular.