Black Mirror es una serie de ficción de la televisión británica BBC en la que a través de capítulos no relacionados entre ellos, cuyo pretexto es abordar la temática de cómo la tecnología digital podría afectar a nuestras vidas en el futuro.

En dos capitulos de Black Mirror se especuló con dos opciones diferentes de afrontar el duelo en el futuro. Estos dos episodios permiten interesantes reflexiones sobre la cultura de la muerte actual e imaginar el futuro de la eternidad del ser humano desde la ciencia ficción.

Nos referimos al capítulo de la segunda temporada de Black Mirror  titulado, «Vuelvo enseguida» (Be Right Back)  el cual gira en torno a la muerte y el duelo y al episodio titulado «San Junipero»,  de la tercera temporada, en el que se especula sobre una forma de guardar la consciencia personal en un servidor (hosting).

Dos capítulos de Black Mirror inicitan a una profunda reflexión para no dejarse seducir por las especulaciones biotecnológicas relacionadas con la perpetuación de la vida humana.

La belleza de los recuerdos

La belleza de la experiencia humana es su temporalidad, su carácter efímero, pero intenso y el hecho como cada vida deja un recuerdo que perdura entre los que continuan tras fallecer.

Charlie Brooker es el creador de esta serie que marcó un hito en cuanto a la forma de narrar historias con toques siniestros que especulan sobre aquello que podría pasar según sea el desarrollo tecnológico y nuestros hábitos digitales.

La serie se inició en 2011 con la primera temporada y en junio 2019 acumulaba una quincena de episodios. Todos ellos puede visualizarse a través de la plataforma Netflix, quién adquirió los derechos de exhibición.

Su éxito no eran sólo los finales sorprendentes, sino los planteamientos del relato de cada uno de los capítulos.

Precisamente, de las tres primeras temporadas (que para algunos seguidores de la misma fueron los mejores) es de la temporada que destacamos los dos episodios en los que Black Mirror especula sobre la muerte en el futuro de la era digital.
 

Vuelvo en seguida

Con el título original de Be Right Back*, este capítulo nos adentra en la triste historia de una joven, Martha, que pierde a su pareja, Ash, en un accidente. 

Incapaz de superar el duelo, se atreve a probar un nuevo servicio: adquirir un humanoide artificial que aseguran será una réplica de su difunta pareja ya que se le cargarán todos los recuerdos del fallecido y software para responder.

Aquí la idea sorprendente es la posibilidad de relacionarse con un robot que sustituya en el día a día a nuestro ser querido fallecido.

Este relato se adentra en los sentimientos de la pérdida y el duelo y cómo en teoría a partir de todos los “rastros” dejados en internet (fotos, audios, chats, etc.) sería posible reconstruir un perfil “personal” de la personalidad del sujeto.


Inmortalidad soñada

En cierto sentido el episodio es un alegato a la soñada inmortalidad de las vivencias gracias a la tecnología. Sin embargo, pronto se empieza a apreciar que en la relación entre la joven y su humanoide no basta con recuerdos y la posible capacidad de relación a partir de estos.

La forma en qué usamos los medios digitales para hacer frente a la pérdida de hoy en día no sería muy diferente de lo que plantea el episodio.

Una cosa es rememorar a través de la huella digital que dejamos y la otra es adentrase en el mundo de las emociones. Es en este momento cuando Martha se da cuenta que la representación de Ash no se comporta como su difunta pareja Ash.

Inicialmente Martha acepta al humanoide Ash, peor cuando trata de emular su relación de pareja  descubre que todos aquellos pequeños detalles que eran propios del auténtico Ash y lo hacían humano, no pueden reproducirse.


No sólo la carne caracteriza al hombre

El humanoide que ha adquirido sólo responde a órdenes y aunque tiene un patrón de respuesta parecido a la experiencia de Ash, no puede tomar decisiones propias.

Agobiada, la protagonista quiere deshacerse del mismo. Pero en la réplica de Ash hay recuerdos que compartió así que al final decide conservarlo, pero limitando la interacción entre ambos. Al fin y al cabo, como robot obedece.

Del error de Martha podríamos valorar que a pesar de que la pérdida de un ser querido nos separa de su presencia física, todos los recuerdos y las vivencias sólo pueden conservarse en nuestro corazón.


La vida no puede emularse

La Vida tiene una característica de decisión propia que incluso las máquinas más avanzadas no pueden emular. La psique humana es inimitable, impredecible y siempre sorprendente. Ningún software puede tener la libertad de actuar y emocionarse que rezuma en nuestra consciencia.

Ciertamente, estamos dejando constantemente huellas personales en las redes en forma de conversaciones, imágenes, reacciones y ciertamente internet no olvida. Todo queda ahí. De ahí que se haya contemplado legalmente el derecho al olvido.

El corolario de la historia es evidente, no hay evasión posible frente al duelo de una pérdida. El duelo, simplemente debe vivirse y aceptar la nueva realidad vital. No hay sucedáneos posibles y lo importante es renovar nuestra experiencia para que se adapte a la nueva situación. Martha se vuelca en una hija.

Las opciones frente al duelo son múltiples y la vida está llena de oportunidades si las queremos humildemente aceptar en el aquí y ahora.

(*) Be Right Back (2013) Dirección de Owen Harris, con guión de Charlie Brooker e interpretada por Hayley Atwell, Dmhnall Gleeson . 48 min.

San Junipero

San Junipero* es la denominación de un universo digital que existe en servidores informáticos (data center) en los que se almacenan las experiencias vitales de las personas y a partir de estas, la “conciencia” puede conectarse durante el tiempo que eligen aunque sus cuerpos hayan fallecido.

En este capítulo de Black Mirror, San Junipero especula con una simplificación de la existencia humana en la que basta con lo que se graba en la memoria y desde esta poder existir y reinventarse sin el cuerpo físico.

Podríamos pues decir que es una metáfora sobre la incapacidad del ser humano de aceptar la muerte y su don para mentirse a sí mismo con tal de continuar existiendo aunque sea en un plano digital.

Ante la duda del destino que nos espera,  San Junipero representa esta oportunidad para revivir lo mejor de perpetuar nuestra experiencia humana.


Revivir la vida

Las protagonistas, Yorkie y Kelly, pues se encuentran digitalmente en una recreación del mundo que habitaron, es 1987 (y el episodio reproduce a la perfección el ambiente y los objetos de la época), es decir cuarenta años atrás del momento en el que se sitúa el contexto. En definitiva, algo probablemente nos gustaría que existiera para evitar enfrentarnos a la cruda realidad.

Yorkie es una joven de tendencias lésbicas, que sufrió un accidente cuarenta años atrás, y desde entonces se mantiene en coma. Los doctores estiman que le quedan unos pocos meses de vida, y es por ello que han optado por la eutanasia y una vida eterna en San Junipero, según sus deseos.

Sin embargo, para optar por la eutanasia necesita el consentimiento de unos padres cristianos que no están dispuestos a dar luz verde a esta vía, y que en su día tampoco aceptaron la orientación sexual de su hija.


Escoger el final

Aquí queda abierta la reflexión sobre quién decide respecto a cómo queremos el final de la vida. Las orientaciones religiosas de los padres de Yorkie pretenden arrebatarle nuevamente la vida que le negaron en su momento. Sin embargo,  la tecnología del año 2040 (año real en el que se ambienta el episodio) le podría permitir una "nueva" vida (eso sí digita) con sus apetencias no conseguidas en la vida real tras enamorarse de Kelly.

Por su parte Kelly padece un cáncer, estuvo casada con un hombre y tuvo una hija, pero ambos perecieron. Kelly está en modo de prueba en San Junipero, pero ha escogido los años ochenta para experimentar, que es donde conoce a Yorkie, pero ella sólo puede pasar unas pocas horas semanales en la realidad virutal  y, por tanto, se toma esta  realidad como una diversión. Sin embargo, finalmente también se enamora de Yorkie.

Más allá de la trama y la historia entre ambas mujeres, que podría asemejarse a un juego de rol tipo Second Life,  San Junipero nos adentra a temas tales cómo decidir la propia muerte, a la vez que gracias a las historia de amor entre los avatares digitales de las dos mujeres, se es testigo que la realidad virtual quizás es el mismo sueño en el que caémos tras morir. Pero de nuevo, surge la cuestión entre aquello que es reproducible y lo que somos en realidad.


No basta con bancos de memoria

El sentido de la vida sólo toma su veracidad con la muerte. La culpa que podamos acumular por lo vivido sólo puede redimirse merced a la gratitud por la experiencia orgánica que nos proporciona la Vida humana y que  ninguna máquina puede crear.

Podremos crear bancos de memoria que recopilen nuestra existencia y a día de hoy sólo con la huella digital en teoría sería posible, pero todos estos datos de nuestra vivencia no reflejan la posibilidad de transgredirlos ni trascenderlos.

San Junipero tiene el mérito que supo jugar con la estética de las distintas épocas, lo cual le aporta un toque de vivacidad poco habitual en los capítulos de Black Mirror.

A su vez sorprende que la banda sonora incorpore la canción “Heaven Is a Place on Earth” (El paraiso es un lugar en la Tierra) de Belinda Carlisle, o ciertos guiños culturales como la aparición del popular videojuego de baile Dance Dance Revolution en una escena que transcurre en 2002 y que pone la guinda al episodio.

En cualquier caso, el derecho a decidir la propia muerte subyace en este episodio.

(*) San Junipero (2016) Dirigida por Owen Harris con guión de Charlie Brooker e intrepretada por Gugu Mbatha-Raw, Mackenzie Davis, Denise Burse, Raymond McAnally. 61 min.

Compartir :