Las experiencias cercanas a la muerte son el testimonio de que la temida muerte, el tabú que hay detrás del morir, quizás no sea más que la prueba de que hay vida después de la vida.

Puede que algunas personas consideren las experiencias cercanas a la muerte una fantasía. Otras lo creen firmemente, por qué lo han vivido. Frente a la muerte, el colectivo médico asiste a menudo a testimonios que rompen todos los esquemas académicos.

El término "Experiencia cercana a la muerte" (ECM) se acuñó en 1975 por parte de Raymond A. Moody (1944 -) quién publicó el primer libro que describía los recuerdos reportados por algunas personas que habían recuperado la conciencia después de un proceso de coma clínico.

Más tarde, en 2001, el cardiólogo holandés Pim van Lommel lanza una hipótesis sorprendente sobre el tema después de un estudio con 344 casos de pacientes con parocardiorespiratorio. De estos un 18 % había tenido experiencias cercanas a la muerte.

Su estudio sugiere que la conciencia no está en el cerebro, ya que en ningún caso había actividad cerebral. Por tanto, plantea la continuidad de la existencia después de la muerte como consciencia que tiene percepción de sí, de lo vivido, de lo sucedido, de las personas implicadas en el escenario donde ocurrió la ECM. Desde entonces, hay muchos científicos, como el Dr. Michael B. Sabom, que siguen estudiando el tema.

Miles de experiencias
Los patrones que caracterizan una verdadera ECM son el haber sentido un inmensa sensación de bienestar y paz interior, notar la separación total del cuerpo y el encuentro con seres espirituales. Fotograma de la pelicula El cielo puedo esperar.

Actualmente, las llamadas experiencias cercanas a la muerte (ECM) acumulan en todo el planeta millones de casos. (1) En la web de la Fundación para la Investigación de Experiencias Cercanas a la Muerte (NDERF), hay recopilados más de cuatro mil casos.

Sea como sea, las experiencias cercanas a la muerte son una realidad científica. Científica por qué todas ellas siguen un patrón que se repite. Se pueden producir, aunque no siempre es así, cuando hay hipoxia cerebral, para cardíaco y paro respiratorio. Cuando la persona se considera clínicamente muerte y por determinadas circunstancias se le puede reanimar, el paciente puede haber experimentado un ECM.

Otra característica de vivir una experiencia ECM es que esta cambia aspectos claves de su vida y sobretodo pasan a no tener miedo de la muerte.

Las experiencias cercanas a la muerte son el testimonio de que la temida muerte, el tabú que hay detrás del morir, quizás no sea más que la prueba de que hay vida después de la vida.

Lo relevante de las ECM es que no habiendo actividad cerebral alguna, o sea sin oxígeno ni actividad electroencefalográfica, se produce una continuidad de consciencia, con memoria, visiones reales de lo que les sucede, etc. Algo imposible los modelos neurofiosológicos de la medicina alopática.

La misma estructura en todas las experiencias
Miles de experiencias alrededor del mundo demuestran que aquello que conocemos como “muerte clínica” no es ni mucho menos la muerte definitiva de nuestra conciencia. Imagen: Peakpx.

¿Qué pasaría si observáramos las vivencias de ECM como el testimonio de la existencia de otra perspectiva sobre la muerte?

Las vivencias de experiencias cercanas a la muerte sorprenden a todos los médicos que atienden a los pacientes que las vivieron.

Lo sorprendente es que por extraordinarios que parezcan los relatos, conservan una estructura que desafía a la ciencia sin negarla.

Las fases de las ECM clásicas son: la "descorporeización" y la experiencia del cambio de estado del cuerpo, el descubrimiento de otras "personas" queridas o el encuentro con un "Ser de luz",  un examen de la propia vida,  el sentimiento de paz y amor incondicional, el regreso para continuar una misión de vida y el cambio en la conducta vital tras el regreso.

A día de hoy disponemos de datos más que suficientes sobre testimonios de ECM que certifican con bases científicas que la muerte no es el final.

Una de las cosas que sorprende en las personas que han vivido una experiencia cercana a la muerte es que en general prefieren no contarlo.

Hay un par razones, una porqué lo que deben describir está tan fuera de nuestra realidad cotidiana, que la persona tiene miedo a que se le considere que padece de alguna alteración neurológica, o incluso se les califique de psicópatas.

La otra es que tienen un recuerdo muy vivo de lo que experimentaron. Es esta precisión en el recuerdo de verse fuera del cuerpo y poder recordar perfectamente lo que les estaba ocurriendo a su cuerpo físico, que les invade el pudor.

Algunos de estas personas que han vivido una ECM eran profesionales de la medicina y, por tanto, podían describir con precisión lo que observaban. Y sin embargo saben que estos recuerdos en términos de la medicina tradicional no son posibles en estado de hipoxia cerebral, sin respiración ni actividad neurológica medible.

Entre las vivencias relatadas algunas personas se encuentran con lo que llaman seres de luz, otros lo hacen con seres queridos. Otras son capaces de ver su vida pasada y futura en un instante y otras son conscientes que a pesar de la paz y amor que sienten, deben volver a la vida terrenal.

Curiosamente, tras una experiencia de ECM, la mayoría de las personas que la han vivido, se dedicarán a promover la importancia de descubrir el Ser eterno que somos. 

Todos expresan que morir es pasar a otra dimensión donde se está en paz. En todos los casos, pues, más allá de la singularidad de los hechos, hay una estructuración lógica común de la narrativa.

Abiertos a la espiritualidad
La apertura de la conciencia que tiene lugar experiencias cercanas a la muerte tiene unos patrones únicos y nada comparable con otras alteraciones de la conciencia por fármacos o alteraciones neurológicas.

Cuando a un testimonio de ECM se le pregunta sobre el sentido de la Vida terrenal la mayoría argumentan que esta es cómo un traje para poder salir a experimentar el mundo sensorial y emocional, pero que con el tiempo, este traje va perdiendo posibilidades. De ahí que la muerte no sea más que una renovación del traje escogido.

A partir de la ECM, su vida terrenal cambia esencialmente porqué se ve absorbida por nuevos valores en los que prevalece la empatía el amor, la generosidad.

Y todos ellos desarrollan un especial interés por lo que podemos denominar la espiritualidad, entendida como los pasos que hay que seguir para descubrir la esencia del Ser que somos, nuestra consciencia.

Algunos lo sienten desde fuera de la religión ya que los dogmas de estos no se ajustan con sus vivencias. Otros todo lo contario y como el autor de La prueba del cielo afirman haber visto a Dios. Este neurólogo afectado por una ECM da testimonio del mensaje recibido: “Serás amado para siempre, no hay nada que temer, nosotros nos ocuparemos de ti".

Diferentes visiones

En otra visión parecida, la vivencia de Anita Moorjani la llevó a regresar a su cuerpo físico porque supo que el amor y la conciencia sanarían su cuerpo y podría vivir sin miedo. Tras ello no ha cesado en dar conferencias y su libro es un testimonio fehaciente para perder el miedo a la muerte.

En la misma línea se sitúa el libro de Emilio Carrillo quién atestigua que hay un plano de luz que es la vida auténtica, desde el cual nos proyectamos a otro plano. «La muerte es un fantasma de la imaginación humana… El temor a la muerte hay que eliminarlo para poder vivir en libertad».

Y finalmente, podríamos destacar la profunda transformación que alcanza a todas las personas que viven una ECM como el Dr. Rajiv quién narra que los “ángeles” le enseñaron lecciones espirituales de gran valor y le animaron a difundirlas en la tierra.

Curiosamente, tras su ECM, Rajiv dejó su trabajo como anestesista y se dedicó a investigar un tratamiento llamado «curación basada en la consciencia».

En España la Dra. Luján Comas, desde la Fundación Ciencia, Conciencia y Compromiso están impulsando el estudio de esta realidad. Otros expertos, como el Dr. Manel Sans Segarra, divulga en conferencias sus experiencias médicas con las ECM.

Experiencias propias de la física cuántica
La estructura del Universo se parece a la red neuronal de nuestro cerebro. Imagen de la nebulosa de la Tarántula, NGC2070 ubicada en la Gran Nube de Magallanes, una de las galaxias más cercanas a nosotros. Fotografía del European Southern Observatory.

Desde el punto de vista de la neurología cuando hay una hipoxia con una perfusión cerebral deficiente se sabe que pueden haber alucinaciones o ver luces, etc., pero en ningún caso se trata de vivencias con relatos bien estructurados.

Desde el punto de vista de la psiquiatría estas vivencias se han de diferenciar de las alucinaciones; estas últimas habitualmente se dan con determinados fármacos (anestesia incluida) o en los brotes psicóticos. Este tipo de alucinaciones que pueden ser visuales o auditivas, nunca tienen una estructura lógica en la narrativa de lo que explican.

En cambio, hay una explicación desde el punto de vista la física cuántica en la medida que el tiempo y el espacio toman una concepción de presente y ubiquidad.

Desde el punto de vista de la física cuántica, la energía se puede manifestar como onda pura o como partícula. O sea que se aprecia que el Universo funciona con dos polaridades, energía oscilatoria y partícula.

Un cuerpo sólido, por ejemplo, se estructura como energía muy densa con una frecuencia vibratoria muy baja, pero hay otras formas del campo vibratorio.

Energías sutiles

Desde el punto de vista cuántico cualquier estructura sólida es un enorme vacío y por tanto en determinadas condiciones puede manifestarse como tal y atravesar otras estructuras sólidas.

También es explicable cuánticamente que haya energías sutiles que nos permiten comprender algunos de los fenómenos descritos en las experiencias cercanas a la muerte.

En cualquier caso, la extensa documentación que existe sobre el fenómeno de las experiencias cercanas a la muerte nos puede abrir la curiosidad por esta realidad.

Aún no sabiendo explicar el fenómeno desde la práctica médica actual, hay una evidencia científica en cuanto a la repetibilidad del fenómeno y la coherencia del mismo.

La ciencia del coma
Ilustración de una red neuronal, una imagen que recuerda a la de la observacion del Universo profundo. Cómo es arriba es abajo.

No se puede negar que hay grupos científicos que intentan comparar el relato de las experiencias cercanas a la muerte con desórdenes cerebrales diversos.

Entre estos hay el equipo de Coma Science Group de la Universidad de Lieja que ha creado una base de datos de más de 1.600 historias clínicas de experiencias cercanas a la muerte (ECM).

Un estudio cualitativo publicado el año 2018 reveló que casi ninguna de las experiencias se parece a otra en términos de cronología de los eventos, aunque reconoce que existen elementos comunes.

Lo temas más recurrentes descritos en las ECM analizadas, son la sensación de bienestar y paz (presente en el 80% de las historias de ECM), la percepción de una luz brillante (69%), el encuentro con los seres fallecidos o místicos (64% ) y la sensación de decorporación (53%).

Experimentación neurológica

Entre algunos científicos hay la duda de que un cerebro con hipoxia pueda tener experiencias "tan reales" como las sienten. Steven Laureys, de la Universidad de Lieja, reconoce que todos los estudios muestran pues que la actividad cerebral registrada justo después de la muerte clínica no es caótica. Y sobretodo que existe una conectividad perfecta entre las diferentes partes del cerebro. (2)

Un número creciente de grupos de investigación está centrando la atención en comprender como percibe el cerebro determinados estados de conciencia, desde los estados de meditación hasta cuando se dan lesiones agudas cerebrales. (3)

La investigación sobre el funcionamiento de nuestro cerebro es muy importante para avanzar en el conocimiento de lo que nos hace humanos. (4)

Una conclusión lógica ante el fenómeno es que las experiencias cercanas a la muerte demuestran que quizás la ciencia médica debe hacer un guiño a la física cuántica.

Probablemente es desde esta visión que podremos realmente comprender la conciencia humana y recuperar la memoria perdida. (5), (6).

Una conciencia que, como la visualizan los japoneses a través del concepto Ikigai, se expresa en qué las pequeñas alegrías del día a día contribuyen a la materialización de lo que da sentido a la vida (7).

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